Una «chais longue» para Rafa

José M. Fernández PUNTO Y COMA

DEPORTES

22 may 2015 . Actualizado a las 14:51 h.

Tiene personalidad, fuerte; y carácter, a veces impulsivo. Exigente, estudioso y con una amplia trayectoria, Rafa Benítez ha superado las suficientes pruebas como para pensar que este es un buen momento para cerrar el círculo, para regresar a sus comienzos e instalarse en Valdebebas, la versión florentiniana de la entrañable Ciudad Deportiva del pasado, aquella en la que trabajó hasta mediados de la década de los noventa. Pero ni el Madrid de entonces es el de ahora ni el técnico es el meritorio que daba sus primeros pasos en los banquillos.

Tras unos inicios complicados -Valladolid, Extremadura, Osasuna-, Rafa Benítez se ha labrado un envidiable palmarés. Ascendió con el Tenerife, ganó dos Ligas y una Europa League con el Valencia, una Champions con el Liverpool, un Mundial de clubes con el Inter, otra Europa League con el Chelsea, una Copa de Italia con el Nápoles... ¿Es esta la excelencia que reclama Florentino Pérez o un parche para cargar en la mochila de Ancelotti una temporada decepcionante?

Si algo ha distinguido la trayectoria de Rafa Benítez ha sido su empeño en hacerse cargo de la responsabilidad de la parcela deportiva, una condición que acompaña sus exigencias desde que en Valencia recibió en el verano del 2003 el refuerzo de Cannobio con su frase más celebrada: «Esperaba un sofá y me trajeron una lámpara». Aún así, conquistó la Liga y aprovechó la multimillonaria oferta de un Liverpool que le dio todos los poderes para desligarse del conjunto levantino y, quizá, pasar factura por alguno de los desplantes que sufrió en Mestalla, como el también celebre «no hemos fichado a un entrenador sino a un torero», con el que algún directivo trató de ningunearle.

Cuesta imaginar al Benítez meticuloso y ordenado en su trabajo en el Madrid actual, sorteando aún alguno de los regalos de su íntimo enemigo Mou; difícil de compatibilizar su deseo de controlar la dirección deportiva y de cerrar una plantilla equilibrada con el desmedido ego de Florentino Pérez. Eso sí, cuando pida un sofá le traerán, como mínimo, una chaise longue. Son los nuevos aires del Bernabéu.