Si el Deportivo ha incumplido la normativa sobre la violencia, debe pagar por ello. Que sea nuestro equipo no le exime de cumplir con sus responsabilidades. Y lo mismo reza para los radicales que hacen el vándalo con la camiseta blanquiazul. No se puede mostrar con ellos comprensión o solidaridad alguna porque animan al mismo escudo. Quien agrede, insulta y amenaza no debe tener más consideración que la del desprecio. Y debemos hacérselo ver. A ellos y a quienes les apoyan.
Pero también es cierto que no ayudan por estos lares algunas decisiones u omisiones que desde la administración o desde la Liga se están haciendo. ¿Qué pasa con Cerezo? ¿Cómo puede decir que el Frente Atlético «es siempre bien recibido en el Calderón» y que no le pase nada? ¡Basta ya de tanto «jiji jaja» con Cerezo! Para que la lucha contra la violencia sea creíble necesitamos ver que se le afea la conducta a personajes como el presidente del Atlético, que sigue haciendo guiños a un grupo sobre cuya calaña no parece que haya demasiadas dudas.