El gran dilema de Roger Federer

Sebastian Fest MADRID / DPA

DEPORTES

El suizo, en condiciones de recupearr el número uno a sus 33 años, debe decidir si opta por intentarlo o se centra en la final de la Davis o por ambos objetivos

14 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Roger Federer es conocido por decidir con precisión quirúrgica cuándo competir y cuándo descansar, pero a sus 33 años el tenis lo sitúa ante el dilema de jugar y jugar para convertir el 2014 en un año inolvidable o dosificarse y elegir prioridades. «Estoy disfrutando en la cancha», dijo el domingo tras conquistar Shanghái. «Todo está yendo realmente bien este año, tengo tantos puntos culminantes en este final de temporada... Normalmente todo se calma en la recta final, pero no es así para mí esta vez».

No miente Federer: si todo le fuera bien al suizo, cerraría 2014 como número uno del mundo -sería el más veterano de la historia en conseguirlo- y campeón de la Copa Davis. Ya es desde hoy nuevamente el número dos del mundo tras superar a Nadal, y tiene posibilidades matemáticas y reales de arrebatarle el uno a Djokovic, que será padre en los próximos días y podría no jugar en Paris-Bercy, un Masters 1000 crónicamente afectado por las renuncias de algunas estrellas.

Más cerca de Djokovic

Derrotado en semifinales de Shanghái por Roger Federer, Novak Djokovic perdió 640 puntos respecto a la semana anterior y tiene 11.510 en el ránking de la ATP dado a conocer ayer. El suizo, en cambio, sumó 910 y ahora, con 9.080, puede desplazar a Djokovic.

Federer tiene previsto jugar en Basilea, que entrega 500 puntos al ganador, París (1000) y el Masters de Londres, que premia a su campeón invicto con 1.500 puntos. Seis veces campeón del certamen que reúne a los ocho mejores del mundo, el tenista suizo tiene buenas razones para confiar en hacerse con un séptimo trofeo.

Pocos días después del Masters, estará sobre la arcilla de Lille para medirse a Francia e intentar conquistar el gran título que le falta en su extraordinario palmarés, la Copa Davis, donde hay 150 puntos extra para el ránking en caso de que gane sus dos puntos en partidos en los que se decida el título.

Y ahí reside su gran duda: tras años evitando jugarla, la Copa Davis es ahora muy importante para Federer, ya que Suiza está en una circunstancia única, con él en gran nivel y Stanislas Wawrinka jugando la mejor temporada de su vida. Nadie sabe si en el 2015 se repetirán ambas premisas.

Pero a la Copa Davis hay que llegar fresco, moderando el desgaste de un largo año, y Federer ya jugó 71 partidos en lo que va de 2014, más que ningún otro rival. Enhebrar Basilea, París y Londres podría darle al suizo los puntos necesarios para reconquistar el número uno -algo inédito a los 33 años y con cuatro hijos-, pero dejarlo sin gasolina para la muy dura final en Lille, el reto colectivo.

La decisión lógica, que ya tomó en otras temporadas, sería saltarse el torneo de París, pero entonces sería casi imposible pensar en la reconquista de la cima del ránking, incluso si Djokovic se ausentase del Palais Omnisport de la capital francesa para privilegiar lo que es obviamente más importante para él que cualquier otra cosa: el nacimiento de su primer hijo.

Premio de 5 millones

Según el diario suizo Blick, sus patrocinadores premiarían al suizo con cinco millones de dólares extra en caso de que recupere el número uno, pero Federer -que, según el sitio ESPN, podría comprarse 69.000 iPhones, un flamante estadio de fútbol en Brasil o 200 Ferrari- no piensa en los ingresos. Dinero le sobra, no le alcanzarían varias vidas para gastarlo. Lo que Federer quiere es agigantar su gloria, y con Djokovic ocupado en otras cosas y Rafael Nadal nuevamente con problemas físicos, sabe que la oportunidad es única. Puede llevarse todo, pero también quedarse sin nada.