Luisinho no comulga con el fútbol moderno: «Ha perdido la parte humana. El amor a la camiseta. Antes era más bonito. Se vivía con más pasión». Él empezó de la mano de su padre, que entrenaba a un grupo de críos. «Entonces los niños jugábamos en la calle», recuerda. El próximo lunes cumplirá 29 años. Antes, será titular en Lugo.
-¿Tiene ganas de derbi?
-Para mí no significa tanto como para otros compañeros que tienen amigos en el Lugo. Pero me gusta la rivalidad de este derbi, el ambiente en Riazor fue muy bonito. Será un pique sano y parece que habrá muchos hinchas del Dépor. Con la afición tenemos mucha suerte.
-¿Pesa la última derrota?
-No. El vestuario está tranquilo. Fue un accidente. Estuvimos peor de lo acostumbrado. No supimos sufrir lo que sí supimos en otros encuentros. Nos confiamos y a nosotros nos da mucho nuestro espíritu de sacrificio.
-Después de sus incidentes, Vázquez le echó la bronca en público y en privado. ¿Cómo es su relación con el míster?
-Su apoyo ha sido muy importante. Ha habido otros entrenadores que también han confiado en mí, pero Fernando es distinto. Tiene una parte humana que me gusta mucho. Ha sabido llevar al grupo y no ha sido fácil en un año complicado derivado de la situación del club.
-Desde que empezó, ha vestido nueve camisetas. ¿No tiene ganas de echar raíces? Aquí, digo.
-Estamos acostumbrados mi familia y yo. Al principio era un poco confuso, siempre de un lado a otro. De caravana en caravana, como los gitanos. Pero me gusta conocer otras realidades. Aprender. Y le hace bien a mi familia también. De todas formas, mi prioridad será el Dépor.