Nueve intentos necesitó el Valencia para dar la vuelta a un obstinado partido. Casi la decena de lanzamientos -cortos, largos, en carrera o desde el tiro libre- para mostrar orgulloso su eslogan. Realmente, los de Velimir Perasovic llevan su entrega al infinito.
Y eso que Caja Laboral se empeñó en impedir el cambio de dirección. Nació y murió en Nocioni y Tibor Pleiss. Las faltas del pívot alemán, frenaron el empuje baskonista. Tiene Josean Querejeta en el alemán, el millón de euros a captar para cuadrar el presupuesto del próximo año. El conjunto valenciano sufre como nunca y gana como casi nunca. No es una casualidad lo que está sucediendo en Valencia. Su mecenas, Juan Roig, podrá crear un vídeo de este partido a la tripulación de su Mercadona para éxtasis grupal. Esfuerzo.
Colectivo. Sin sus máximos referentes en brillo -Rafa Martínez y Doellman-, todas las piezas suman. Arriman intangibles. Realmente Velimir Perasovic da sensación de jugar una partida de ajedrez. Cada peón se defiende a muerte. Interesantísima semifinal la que nos espera hoy.