Nibali comienza a sufrir

Benito Urraburu COLPISA

DEPORTES

Javier Lizón

Valverde descubre las rivalidades del líder

10 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

A Vincenzo Nibali el desgaste de la carrera le ha ido minando de una forma silenciosa, día a día, sin que sus rivales conociesen su estado físico real. Ni el propio jersey rojo podía saber que iba a tener problemas en Formigal, donde Burguil logró su segunda victoria de etapa en la Vuelta, la última del tríptico pirenaico, una subida mucho menos complicada que La Gallina o Peyregudes. ¿Qué es lo que cambió? Hubo varias razones para que a dos kilómetros de meta atacase Valverde, que se dio cuenta que «cuando yo me levantaba para tirar hacia delante, Nibali se quedó sentado. No estaba bien». Y cuando eso sucede, se produce una estampida alrededor del líder.

No solo es cuestión de perder tiempo, que ya sabía Nibali que lo iba a perder, sino de minimizar en lo posible ese desfallecimiento. Tuvo suerte, pues solo le quedaban dos kilómetros para acabar. Más tarde, Purito buscaría una victoria de etapa que ya era una utopía por los corredores que iban por delante.

A Nibali le han pasado factura los cuatro días seguidos de montaña, puesto que la etapa de Castelldefels se corrió también muy rápido, en una Vuelta sin descanso, que no está siendo buena para el ciclismo español, pero que mantiene la incertidumbre. Lo que en Peyragudes parecía una Vuelta prácticamente ganada, ahora sigue abierta y se ha comprimido de forma llamativa. Eso sí, el líder demostró que sabe sufrir. El más beneficiado fue Horner, que ahora está a 28 segundos, es decir, a tres kilómetros malos de Nibali en alguna carretera de montaña retorcida y que se le atragante a Vincenzo. Valverde está más cerca, como Purito Rodríguez, es cierto, pero solo eso.

En Formigal venció Burguil, en una Vuelta que está siendo un trampolín para los franceses, que en cuatro días, desde que venciese el ganador de ayer en Casteldefels han dominado con Geniez y con él mismo.