«Para mí, es como estar en casa», afirma el jugador
19 jun 2013 . Actualizado a las 06:55 h.Del Azkar que compita la próxima temporada en la Primera División del fútbol sala se sabe que la apuesta por la base tomará un impulso mayor, si cabe, al que ha tenido en los últimos años. La columna vertebral del equipo la seguirán conformado las jóvenes promesas, cada vez más realidades, forjadas en la cantera del Terra. Pero también tendrá veteranía en sus filas, para encontrar la mezcla perfecta. Y uno de los futbolistas con los que se trabaja para firmar su continuidad es Javier Aranburu. «Estamos hablando. Las posturas están bastante cercanas», reconoce él mismo.
El ala cierre madrileño se encuentra de vacaciones, a la espera de que nazca su primera hija. Mientras, aguarda la renovación con los pronistas, en la que sería su tercera temporada consecutiva en el club. «Para mí, estar en Lugo, en el Azkar, es como estar en mi casa. Se me ha tratado muy bien allí», dice.
A sus 35 años, volvería a ser el futbolista más veterano en el seno de un plantel en el que abundan los veinteañeros, y unos cuantos, ni siquiera han empezado su tercera década de vida. «La idea va a ser la de estaos años, formar a la gente de la cantera, y yo estoy para aportar mi experiencia», dice.
De momento, la mezcla ha salido bien. Y si hace dos temporadas dejaron la salvación para el último momento, este curso lograron la permanencia con mucha más holgura. Un año con todo tipo de avatares, en el que los golpes recibidos le han lastrado en algún partido, y en el que, si tiene que escoger un momento concreto, se queda con el título de la Copa Xunta: «Porque fue muy bonito. Quizás no estábamos hechos para pelear por ella. Pero también hubo partidos de liga muy bonitos, como cuando le remontamos al Navarra».
Él aporta su sabiduría y veteranía al grupo, y extiende sus consejos a los jóvenes que dan sus primeros pasos, a su vera en el Prone, en la élite del balompié en sala nacional: «Tienen que tener tranquilidad. Es una suerte que puedan estar en el equipo de su casa. Tienen que tirar para arriba, porque cuentan con calidad para confiar en ellos».