Piar o no piar, esa es la cuestión

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

LOF

El Obra no embiste arbitrajes y el Estudiantes airea sus quejas

19 mar 2013 . Actualizado a las 13:05 h.

El domingo a las 12 se verán las caras en el Multiusos de Sar el Obradoiro Blusens Monbus y el Asefa Estudiantes, dos equipos que presentan el mismo balance de triunfos y derrotas y que vienen de perder este fin de semana.

En Santiago, la afición despidió al trío arbitral con una de las mayores pitadas que se recuerdan. Pero ni los jugadores ni el cuadro técnico rompieron una norma habitual, la de no hablar de los jueces de la contienda.

El conjunto madrileño ha optado por exteriorizar su desaprobación. A la conclusión del partido ante el Bilbao, el entrenador, Txus Vidorreta, fue elocuente en sus reflexiones. Lamentó amargamente la falta de más ambiente en el pabellón, pero dejó dos pinceladas para los árbitros.

Vidorreta recordó que en los últimos tres duelos en casa ha habido tres técnicas a jugadores de su equipo. Pidió «más protección» para Carl English. Y añadió: «Es el máximo anotador de la Liga y creo que se merece que las cosas sigan como en las veinte primeras jornadas, en las que uno de los objetivos del criterio arbitral para esta temporada, y se ha cumplido, ha sido la protección del jugador ofensivo. Creo que esto tiene que seguir así, porque está claro que la defensa sobre Carl raya lo ilegal desde el primer instante. Esto, durante veinte partidos, se ha podido evitar, pero ahora no se está evitando».

Si se cambiase el nombre de English por el de Corbacho también se podría abrir el debate sobre el tipo de defensa que le hacen al 33. Sin ir más lejos, la que sufrió en frente al Valencia. Y en casi todos los choques.

En cualquier caso, en el plano colectivo las comparaciones se resienten. Tres jugadores del Estudiantes aparecen entre los cinco que más faltas reciben: Germán Gabriel, Carl English y Granger. Del Obradoiro, solo uno, Kendall. Y Corbacho no está entre los quince primeros del ránking. English lleva 132 tiros libres y Corbacho, 65.

El propio alero mallorquín ha sido interrogado en más de una ocasión al respecto de las pocas faltas que le pitan, e invariablemente remite a una respuesta: «Hay que olvidarse del arbitraje». En la misma línea se manifestó Pavel Pumprla a la conclusión del encuentro ante el Valencia. Achacó la derrota a que el equipo no había conseguido manejarse con la misma «agresividad» que el rival. Pese a ello, el conjunto naranja dispuso de 24 tiros libres, por solo ocho el colectivo local. El foco apuntó hacia dentro, no hacia fuera.

Es la máxima que aplica Moncho Fernández: «Solo nos preocupamos de tratar de mejorar aquello que está en nuestras manos: los bloqueos, cerrar los rebotes, buscar buenas posiciones de tiro, etcétera».

Coherencia complicada

Y no es un discurso para la galería. No se le recuerda una sola salida de tono contra la labor arbitral, ni a él ni a sus discípulos, ni siquiera después de quedarse a las puertas de la Copa del Rey tras una polémica decisión a falta de seis segundos, cuando el árbitro pitó sin saber qué, frenó un contragolpe y obligó al Obra a jugarse la última posesión, para empatar o ganar con un triple, con el rival replegado.

Zan Tabak, entrenador del Baskonia, es otro de los que apuesta por esa misma filosofía. Pero no es fácil mantener la compostura contra viento y marea. Incluso los más grandes flaquean, como le ha sucedido este fin de semana a Pablo Laso, máximo responsable técnico del Real Madrid. Al acabar la contienda ante el C.B. Canarias, expresó sus dudas sobre el criterio de los trencillas.

Perasovic, entrenador del Valencia, no se mordió la lengua con ocasión del partido que perdió su equipo contra, precisamente, el Estudiantes, en Madrid: «Al final, los árbitros se han tragado el silbato».

Hay ejemplos de todos los colores, más quejas que silencios.