Las peores horas de Mourinho

Ignacio Tylko MADRID / COLPISA

DEPORTES

Señala a sus jugadores tras acumular ya más derrotas que la campaña pasada

14 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

José Mourinho vive sus horas más bajas en los dos años y medio como entrenador del Real Madrid. Las derrotas , el mal juego, su falta de soluciones, las excusas y justificaciones ante los periodistas y el secreto a voces de su divorcio con Florentino Pérez el próximo verano, han reducido la credibilidad del técnico portugués ante la junta directiva, la afición, la crítica y, lo que es peor, su plantilla. Sus propios jugadores, incluso los más leales, se preguntan por qué juegan peor que el curso pasado y fallan sobre todo fuera de casa. Y lo grave es que no encuentran respuesta.

Dependencia de Cristiano

La cristianodependencia es indiscutible. De no ser por el delantero portugués, que se echó el equipo encima y evitó el naufragio blanco en Balaídos, el Madrid cerraría el año con la Liga casi perdida desde septiembre, algo insólito, y la Copa tirada por la borda en la segunda eliminatoria. El proyecto se asemeja al que lideró el alemán Jupp Heynckes en la temporada 96-97. Fracaso sin paliativos en la competición doméstica, pero la ansiada Champions conquistada en Ámsterdam, gracias a un gol de Mijatovic a la Juventus, transformó una temporada lastrada en un año histórico. Y nadie duda, aunque el fútbol no acompañe, que este Madrid, repleto de grandes jugadores, puede afrontar con éxito siete partidos y conquistar Europa por décima vez.

En menos de cuatro meses, Mou ya suma seis derrotas, las mismas que en toda su primera campaña y una más que en el ejercicio precedente. Al luso se le ve preocupado porque nunca sufrió tanto. Ni siquiera al frente del Leiria o del Oporto encajó más de nueve derrotas por campaña. Y nunca llegó peor a final de año. En la vuelta de octavos de Copa, afrontará un reto duro, ya que hace diez años que el Madrid no supera una eliminatoria después de perder el choque de ida.

El postpartido de Balaídos dejó patente que existen problemas internos. Mourinho hizo autocrítica al declararse culpable de dejar fuera a Morata, pero a partir de ahí desvió el tiro y arrojó porquería sobre los jugadores. No dio nombres propios, lo que sí hizo en otras ocasiones que señaló directamente a Sergio Ramos u Özil, pero los destinatarios de sus reproches están en boca de todos.

Benzema, abúlico en Vigo, y Kaká, que ni siquiera miró al técnico cuando le daba instrucciones antes de sustituir a un pésimo Essien, fueron apuntados cuando Mou se soltó el pelo. «Mejor Morata que está verde pero tiene ambición y quiere dar su máximo, aprender y equivocarse, que no otros que igual no querían jugar este partido porque hace frío, llueve, es Copa...». Por si quedaba alguna duda de los destinatarios de los reproches, basta analizar esta respuesta: «Varane ha sido un campeón porque se lesionó y se quedó dentro. Y lesionado hizo más que otros que no lo estaban.». Di María es otro de los damnificados de la derrota ante el Celta. Cuando un jugador es retirado en el descanso, ya sabe que puede sentirse culpable.

La reflexión de Arbeloa

Arbeloa desveló las dudas. Su argumentario es extensible al resto de compañeros. Sabe que algo falla pero no encuentra los motivos. «Fuera de casa nos está costando, no somos tan fiables como en la temporada pasada. No estamos cómodos. Nos faltan cosas: actitud, como dice el míster, que no estamos tan finos de cara a la portería y más contundencia atrás. En los primeros 70 minutos nos faltó la garra de los últimos 20. Hay mucho que reflexionar porque es evidente que algo no marcha bien».

De momento, Mourinho ni da con la tecla ni encuentra soluciones. Su equipo se ha hecho previsible. Los rivales saben que es clave presionar a Alonso para evitar sus temidas contras. Sus cambios a la desesperada evidencian improvisación. Callejón sustituye a Benzema, pendiente de un diagnóstico definitivo sobre su lesión de tobillo, y acabó como lateral derecho. Y Varane, de nueve. Mou empieza a perder a e control.