Jesús Morlán: «David jamás pide un respiro»

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El técnico del canoísta gallego repasa en un libro el camino a Londres

27 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cal tiene ilusión para pelear por la sexta medalla olímpica en Río 2016. Aunque hay un matiz pendiente. El palista y su entrenador solo abordarán ese reto con garantías económicas suficientes. Morlán no habla «de ganar más dinero, sino de no perderlo y tener las condiciones adecuadas para entrenar como hasta ahora». «En el viaje en coche a Madrid para presentar el libro, antes de llegar a Porriño ya le solté la pregunta: "Daviciño, ¿qué hacemos?". "Quiero seguir. Tengo ganas y me veo bien", me contestó. En los siguientes Juegos tendrá 33 años, la edad que tenía Andreas Dittmer en los de Atenas 2004. Es una edad buenísima y, si tiene hambre de triunfos, hay que considerar continuar». En la presentación del libro ayer en Santiago, el secretario xeral para o Deporte, José Ramón Lete, le garantizó el respaldo de la Xunta. «En Galicia terás todo o que necesites para ir a Río. A Xunta de Galicia, o deporte galego, estará contigo», indicó. Y avanzó que el apoyo para el siguiente ciclo olímpico

lo canalizará el programa Galicia-Río 2016.

-Cal está motivado, pero quieren garantías económicas, un respaldo para entrenar bien.

-Yo estaba esperando la decisión de David, porque tengo otras ofertas. Pero si quiere seguir, mi compromiso con él, ya no moral, sino personal, está por encima.

-¿De qué depende la decisión?

-Hay miedo por los recortes. Quiere ir a los Juegos de Río, pero sin el dinero para ir a una concentración, no tiene sentido. Queremos que los que tutelan el deporte nos garanticen que podremos prepararnos bien.

-¿En qué punto se encuentra ese tema?

-De Río nos separan 14.000 kilómetros y 3.500 horas de entrenamiento. En principio, empieza su pretemporada el 4 de diciembre, y yo me incorporaré cuando ya lleve 20 o 25 sesiones, el 3 de enero. Somos muy humildes, no pedimos grandes cosas. La decisión de David es muy valiente. Y yo tengo una oferta gordísima del extranjero.

-De Brasil.

-Entre otras. No estoy dispuesto a empeorar respecto a las condiciones que teníamos. No quiero que nos aumenten ni un euro más, porque no hay. Pido que nos mantengan, ni un euro más.

«Quiere ir a los Juegos de Río»

Convencido de que el viaje hacia la quinta medalla olímpica encerraba detalles interesantes por contar, y animado a devolver «un guiño cariñoso al deportista» al que lleva casi 15 años entrenando, Suso Morlán escribió durante los meses previos a los Juegos de Londres el libro David Cal. 100 días para la historia. Nadie conoce al palista de Hío como su técnico. «Decidí hacerlo en primavera y relatar cómo es la vida de un deportista de élite y la intrahistoria de una concentración hacia una medalla, con sus altos y bajos».

-No es un libro de entrenamiento.

-Es un libro más humano que técnico, a través de una especie de diario. No hay detalle en la vida más bonito que el hecho de que alguien escriba un libro por ti, salvo las biografías pagadas. Y yo quise tener ese detalle con David, como su legado, para que se lo enseñe a sus nietos.

-Sería como un regalo.

-Yo he hecho todo lo que he podido por él y él a mí me dio mucho al entrar en la historia del olimpismo. En los libros sobre deporte, faltan novela y ensayo. Me pareció novedoso el planteamiento como diario sobre la preparación tan especial de un deportista de su nivel.

-Era su tercera concentración juntos previa a unos Juegos.

-Era la enésima concentración juntos. Desde el 2003, lo hicimos todos los años, menos el 2009, aunque no fuesen en las vísperas de unos Juegos. La experiencia en Cervo sí fue más larga, de 11 semanas y no de 8 o 9.

-¿Cuál es la clave para que una preparación así funcione?

-La clave es trabajar, y tener las ideas y los objetivos claros. Y contar con alguien tan excepcional como David, claro. No se puede ganar todo durante cuatro años, sino fijar prioridades.

-¿Cal le dice a menudo «Suso, afloja»?

-Jamás me dijo «Suso afloja», jamás pide un respiro. Te dice «estoy muy cansado», y yo tomo nota o retoco lo que viene después. Jamás pidió quitar una serie de un entrenamiento, ni se le ocurrió. Si le pides diez, hace diez, no hace ni nueve ni once. Porque sabe que se debe a algo.

-En Saucelle, semanas antes de viajar a Pekín 2008, se plantearon suspender la concentración y regresar a casa. ¿Pensaron eso en Cervo algún día?

-No, nunca. En Saucelle el problema fue un golpe de calor que le mareó. Cervo fue un sitio extraordinario, y todo el pueblo se portó de maravilla. Nunca pensamos volver a casa.

-Si pudiera rebobinar, ¿cambiaría algo de esos 100 días?

-Yo echaba de menos a mi familia, que estaba en Colombia, y David podía haber visto más a su pareja y a su familia. Pero uno no sufre. Aceptamos el precio de la medalla. Sin ella, yo no habría escrito el libro y él habría dejado el piragüismo.