Un hombre de Dios en la cancha

Carlos Ponce A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

Paco Rodríguez

La vida del estadounidense gira alrededor de su inquebrantable fe

26 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Matt Rogers (1987, Missouri), no pasa desapercibido. Sus 2,11 metros ayudan a fijarse en el cada vez que alguien se lo encuentra por las calles coruñesas. Los que lo conocen, saben que es un tipo peculiar. Salió por primera vez de su América natal hace apenas dos meses, cuando aterrizó en Galicia para incorporarse a la disciplina del Básquet Coruña. «Vivir en un nuevo país está siendo muy divertido para mí», señala el espigado estadounidense. Y es que a pesar de la lógica adaptación a un nuevo país, Rogers no se siente como un elefante en una cacharrería. Entre otras cosas, porque no ha dejado de lado las cosas que hacía al otro lado del charco.

Porque antes que un jugador de baloncesto, Matt Rogers es un hombre de Dios. «Soy miembro de la Elevator Life Church. Amo a la Iglesia y soy cristiano desde que tenía 10 años», admite con orgullo el estadounidense. Y para seguir en contacto con su iglesia, la distancia no es un impedimento. Cada domingo, asiste a través de la red a las misas que se celebran en su congregación. Pero su fe no se detiene ahí. «Leo la Biblia todos los días. Además, mi novia Rachel y yo, antes de hablar por Skype o por Facebook, leemos la Biblia o rezamos. Sentimos que es nuestro camino, darle a Dios un gran porcentaje de nuestra relación», agrega.

Dos familias

También admite que, a pesar de que su familia biológica es de Missouri, tiene otra con la que únicamente le une lazos cristianos, profundamente religiosa, en Texas, cuyo padre es un pastor baptista, aunque se refiere a ellos con un fervor como si tuviesen lazos de sangre.

«Soy cantante, toco la guitarra y compongo canciones. Desde los quince años, siempre la toqué en la iglesia los domingos. También estuve en un grupo en la universidad con el que íbamos actuando por distintos tipos de iglesias», concluye Matt Rogers, que no esconde en ningún momento su fervor religioso.

matt rogers pívot del básquet coruña