El «show» de Blake Griffin

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Su espectacular mate es la imagen más vista de la temporada en la NBA

02 feb 2012 . Actualizado a las 11:22 h.

Nunca una sola jugada había despertado tanta expectación. Ni siquiera la canasta con la que Michael Jordan ganó en Utah su sexto título de la NBA. Millones de visionados en YouTube y miles de comentarios en las redes sociales. Bestial ha sido el calificativo más repetido para definir el mate que en la madrugada del martes realizó Blake Griffin, el ala-pívot de los Clippers de los Ángeles durante el encuentro que los enfrentaba a los Thunders de Oklahoma.

Un pase de Chris Paul

Los Clippers le estaban dando una buena tunda a Oklahoma, líderes de la Conferencia Oeste (70-51), quedaban 8 minutos y 52 segundos para el final cuando Blake Griffin recibió un pase de Chris Paul tras un bloqueo y continuación, dio dos pasos y se elevó por encima de Kendrick Perkins, otro mocetón de 2,08 y 120 kilos. La locura. Los videomarcadores ofrecieron una y otra vez la repetición de la jugada. LeBron James, la estrella que no se distingue precisamente por elogiar a sus rivales, publica inmediatamente en una red social: «Ahora el mío es el segundo», en referencia a su vuelo y mate a una mano del día anterior sobre John Lucas.

Griffin ya deslumbró en los test físicos antes del draft del 2009, en el que fue elegido en la primera posición. Entonces, con la punta de sus dedos era capaz de llegar a los 3,60 metros, de saltar 80 centímetros en parado y por encima de 90 en carrera o de atravesar la cancha de baloncesto más rápido que un jugador como Rudy Fernández, mucho más liviano y ágil. Un portento físico por encima de la media, pero más explosivo. En el último partido de la pretemporada, una grave lesión de rodilla, algo que ya le había sucedido en su etapa universitaria en Oklahoma, lo obligó a posponer un año su debut. Con sus antecedentes, incluso se temió que se convirtiera en otro juguete roto.

Entonces recurrió a Frank Matrisciano, un gurú especializado en corregir los problemas físicos de deportistas de élite. Conocido como el entrenador del infierno, Matrisciano le enseñó a fortalecer unas rodillas sometidas a un continuo castigo y lo ayudó a volver a las canchas. Ahí se acabó su infortunio. Y el de los Clippers, el pariente pobre de los Lakers.

Hijo de un padre negro y una madre blanca y pelirroja, fueron sus progenitores los que le inculcaron el amor por el baloncesto. Su padre fue su entrenador en el instituto, donde compartía equipo con su hermano Taylor, elegido por los Suns en la segunda ronda del draft del 2009. En las cercanías del aro, los 208 centímetros de altura y 115 kilos de peso de un jugador al que algunos le han colocado el apodo de Cyborg son una pesadilla para cualquier defensor. A punto de cumplir los 23 años (nació el 16 de marzo de 1989), Griffin ya es uno de los quince jugadores más importantes de la NBA.

Los emergentes Clippers

La temporada pasada firmó 22,5 puntos y 12,1 rebotes por partido, unos números de escándalo para un novato, similares a los de Shaquille O?Neal o Hakeem Olajuwon, y superiores a las de Tim Duncan. Blake Griffin ganó el concurso de mates de la temporada pasada tras saltar por encima de un coche y quedarse colgado del aro por el codo, una muestra más de un poderío que aún no ha encontrado su techo. Este año mantiene sus estadísticas, pero los Clippers ocupan la segunda posición del Oeste gracias sobre todo a la incorporación del base Chris Paul, su socio favorito y un jugador capaz de extraer todo el jugo a la ferocidad de un Griffin que, eso sí, sigue peleándose con los tiros libres (apenas supera el 50 % de acierto).

Lejos del talento de Michael Jordan o de la elegancia de Dominique Wilkins, colecciona todo tipo de mates, sin importarle, como sucedió el lunes, si entre él y el aro aparece algún obstáculo. La única voz discordante con el que ya es conocido como «el mate del siglo» fue precisamente la del purista Wilkins: «Eso no fue un mate, fue un lanzamiento».