Los cambios alrededor de la figura de Woods no se detienen. Estrena estos días hasta imagen, con una media perilla, y también compañía. El exnúmero uno mundial prescindió hace tres semanas de su consejero de los últimos 12 años, el neozelandés Steve Williams. Hoy camina junto a otro cadi.
La íntima relación entre ambos se resume en cifras: 13 grandes (solo uno lo logró sin Williams cargando su bolsa de palos) y 72 títulos en 250 torneos a lo largo de 12 años. Con su jefe de baja desde mayo, el neozelandés ayudó al australiano Adam Scott durante tres torneos. Poco después, Tiger anunció el fin de su relación: «Creo que es hora de un cambio. Stevie es un excelente cadi y un amigo, y ha sido fundamental en muchos de mis logros. Le deseo un gran éxito en el futuro».
Williams, uno de los pocos personajes de su círculo que no se habían visto afectados por los cambios producidos tras la crisis matrimonial de Woods, se ofendió y espetó: «Dadas las circunstancias de los últimos 18 meses de trabajo tras el escándalo de Tiger, la llegada de un nuevo entrenador y con él un cambio de rumbo mayor, y su lucha a través de las lesiones, estoy muy decepcionado con este final para nuestra relación».
La venganza
El cadi no dudó en volver de inmediato con Scott, uno de los jóvenes talentos con mayor porvenir. Y la semana pasada celebró a su lado el mayor triunfo hasta la fecha del australiano, la victoria en el Bridgestone Invitational, del circuito mundial.
Tras el triunfo por cuatro golpes de ventaja, Williams envió un mensaje envenenado a su antiguo jefe. «He estado trabajando como cadi desde hace más de 30 años. He ganado 145 veces, y esta es la mejor victoria de mi carrera», aseguró.
Woods camina por las calles del Atlanta Athletic Club junto a Byron Bell, un amigo que ya actuó como su cadi en 1999. Se trata de una solución provisional, hasta que no encuentre un consejero definitivo que le ayude en los momentos decisivos. Mientras tanto, sigue su caída y ya es el trigésimo del ránking.