La confesión de una imputada contradice la declaración del gallego Francisco ante el juez
28 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El club de remo Urdaibai recibió dos paquetes con epo y aranex los días 12 y 23 de agosto del año pasado, según declaró a la Guardia Civil de Córdoba T. M. C., iniciales de la entonces detenida y ahora imputada en la operación Estrobo, en la que está imputado, entre otros, el técnico gallego José Manuel Francisco por un supuesto delito contra la salud pública. En su declaración, el moañés explicó que esos paquetes recibidos desde la localidad andaluza contenían una bicicleta de segunda mano que le iban a regalar a un colaborador de su club como compensación por los servicios prestados y que su precio estaba entre los 2.000 y 3.000 euros, cantidad que fue ingresada en la cuenta de la imputada (concretamente un pago de 2.000 euros y otro posterior de 440).
Según consta en las diligencias previas a las que ha tenido acceso La Voz, Teresa Mesa, que utilizaba el seudónimo de Ana Belén Castilla para sus envíos, admitió ante la Guardia Civil «haber enviado algo a Bermeo» y que «en estos paquetes había eritropoyetina epo y aranex (un fármaco idéntico a la eritroproyectina)», por lo que recibió 2.000 euros por transferencia bancaria en una cuenta de la cual es titular en la entidad bancaria Caja Sur. Preguntada por la entidad de la persona que realizó el ingreso dijo desconocerla, «pero recuerda que fue una mujer la que se puso en contacto con ella de parte de Maynar y le preguntó a la manifestante si tenía algo, hecho que no le sorprendió». Luego verificó que había sido el médico quien facilitó el contacto.
Unos accesorios de bicicleta
De la instrucción puede deducirse que se había fabricado una coartada para enmascarar el envío de epo. En su declaración ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Guernica, José Manuel Francisco fue preguntado por el mencionado envío desde Córdoba, respondiendo que habían recibido «unos accesorios de bicicleta». El entrenador gallego explicó ante el juez que querían premiar la ayuda de Txirri, que colaboraba como patrón en bateles y trainerillas sin nada a cambio, «y como es muy aficionado al ciclismo y quería comprarse una bicicleta se la adquieren y cuesta entre 2.000 y 3.000 euros, siendo adquirida por el club a un particular, al tratarse de segunda mano profesional». El segundo envío fue porque la bici presentaba alguna deficiencia al llegar a Bermeo, apuntando que podía tratarse de una rueda.
En su declaración ante la Policía Judicial, la imputada Teresa Mesa hizo referencia a este aspecto. Indicó que las personas que se habían puesto en contacto con ella le hicieron saber que estaban siendo investigados por la Policía Judicial por lo que les había vendido y que ella no sabía nada, «que solo les había vendido unas bicicletas». Más tarde le comentaron que estaban siendo investigados por una causa de dopaje «y que habían descubierto transferencias a su número de cuenta a través de las cuentas del club [...] aportando la posibilidad de enviarle unos tiques facturas con el cargo de una bicicleta y unas ruedas».
Josu Zabalondo, el presidente del club, al que iban dirigidos los envíos, manifestó desconocer «lo que hay en los paquetes» y que no sabía a qué correspondía el pago de 2.000 euros.