Wembley invita al espectáculo

Ignacio Tylko LONDRES / COLPISA

DEPORTES

La final de Champions enfrenta a los dos equipos protagonistas del arranque del siglo XXI

28 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Con permiso quizá del Real Madrid, el elegante Barça y el pragmático Manchester United protagonizan hoy en Wembley la final perfecta de la Champions, la gran revancha del duelo que hace dos años libraron en el Olímpico de Roma con un cómodo triunfo culé gracias a Eto?o y Messi. El principiante Pep Guardiola dio una clase magistral al curtido sir Alex Ferguson, convencido de que los diablos rojos aprendieron para siempre la lección de la «máxima concentración».

Los recientes campeones de la Premier han diseñado varias fórmulas para poder frenar a Messi, el matador del torneo con 11 goles, a solo uno del récord absoluto de Van Nistelrooy, logrado precisamente con el United en el 2003. Puede escribirse un tratado de cómo parar al mejor jugador del mundo y recurrir a los técnicos más prestigiosos, pero no existen antídotos para la improvisación. Técnicos como Juan Manuel Lillo aseguran que si Messi engancha el balón por detrás de Carrick, el mediocentro, y encara a Ferdinand y Vidic, los típicos centrales idolatrados en las islas pero lentos para los artistas del gambeteo, los de Old Trafford temblarán.

El Barça es el amo del balón, pero esa arma ya no le preocupa tanto al ManU. Hace dos años, con Cristiano en la cima, sufría si no gobernaba los partidos. Ahora, es feliz a la espera de algún error del rival, un robo y un contraataque. Tienen puñales por banda, el del ecuatoriano Valencia especialmente afilado, y delanteros variados, versátiles y rapidísimos. Basta decir que Berbatov y Owen, todo un Balón de Oro, apenas cuentan.

Los ingleses afrontan su tercera final en cuatro años. Los catalanes, la segunda en un trienio. Ambos sueñan con su cuarta corona para alcanzar al Ajax y al Bayern de Múnich en el palmarés. Solo el Liverpool, con cinco galardones, el Milan, con siete, y el Madrid, con nueve orejonas, les superan en un ránking envidiable.

Es el triunfo de dos modelos reconocibles, extraños en tiempos de urgencias, cambios y revoluciones. Desde que Johan Cruyff fabricó un equipo de ensueño que logró la Copa de Europa hace 19 años, los azulgrana mantienen un estilo de toque, movimiento y engaño. La sublime escuela de La Masia marca tendencia.

Todo empezó en Wembley en el mágico año olímpico de 1992. El Barça vivía agobiado, necesitado. Los nefastos recuerdos de Berna y de Sevilla le atenazaban. Como ha recordado Andoni Zubizarreta, entonces portero y hoy director deportivo, había que ganar sí o sí un trofeo nunca conseguido. «Ahora o nunca», se decían los azulgrana. Hoy, con tres grandes títulos en las vitrinas, la historia es diferente. Este Barça acostumbra a competir en lo más alto, es un club estable y sabe jugar finales.

«Lo que han hecho estos jugadores en los últimos años es una barbaridad. Quiero que lo valoren como algo único. Que sepan la importancia que tiene disputar una final de la Champions, un privilegio que igual no pueden volver a vivir». Disfrute, autoestima por las nubes pero nunca relajación y euforia, factores que llevaron al Barça a vivir una humillación histórica ante el Milan de Capello poco después de ganar la Liga. Guardiola lo sufrió en sus carnes como futbolista y sabe cómo luchar contra el mal del que se cree campeón antes de jugar.

Proyectado por Norman Foster, el estadio se construyó bajo los cimientos de un templo mágico. Se mantienen la ubicación, el nombre y quizá la atmósfera de fútbol, pero ahora es un recinto moderno, aséptico y funcional. «Parece un hospital por fuera», se lamentan los nostálgicos británicos. Una clínica con capacidad para 90.000 impacientes.

Ya no existen los 39 escalones que conducen del césped al palco, ni reciben al visitante las famosas torres gemelas. Una estatua de Bobby Moore, el capitán de la Inglaterra campeona en 1966, junto a la fachada principal, expresa la tradición británica.

El estadio ya no es lo mismo pero nadie quiere perderse una cita de ensueño.