El ciclón que arrasa la NBA

José M. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Blake Griffin, el poderoso novato que ha revolucionado la competición

24 ene 2011 . Actualizado a las 18:54 h.

La nueva estrella de la NBA, el jugador que más impacto ha causado en el baloncesto profesional desde la aparición de de LeBron James. Responde al nombre de Blake Griffin, aún no ha cumplido los 22 años (nació el 16 de marzo de 1989) y solo doce meses atrás se temía que fuera otro juguete roto, una nueva versión de promesas de estrellas destrozadas por las lesiones, como Sam Bowie o Greg Oden.

Griffin, elegido en el draft del 2009 con el número uno -el mismo en el que Riky Rubio ocupó la quinta posición-, no debutó en la NBA hasta esta temporada.

Una lesión de rodilla en el último partido de pretemporada truncó su estreno, el mismo infortunio que le persiguió en algunos momentos de su pasado en la Universidad de Oklahoma, en la que acabó su segundo año con 22,7 puntos y 14,4 rebotes por encuentro. Entonces, recurrió a Frank Matrisciano, un gurú de San Francisco especializado en corregir los problemas físicos de estrellas como Gilbert Arenas. Conocido como el entrenador del infierno, Matrisciano le enseñó a fortalecer unas rodillas sometidas a un continuo castigo y le ayudó a volver tras su grave lesión.

Ahí se acabó su mala suerte. Ahora, los Clippers, el pariente pobre de los Lakers en Los Ángeles, disfrutan de un jugador que, asegura, puede cambiar su historia. Después de disputarse 43 partidos, los Clippers figuran en la duodécima posición del Oeste (19 victorias y 24 derrotas), un balance sensiblemente mejor que años anteriores. Y todo se lo deben a una fuerza de la naturaleza de 208 centímetros y 114 kilos que ataca con el aro con más ferocidad de LeBron o Dwight Howard y que promedia 22,8 puntos y 12,8 rebotes por partido. El mejor novato de la Liga y unas cifras similares a las que en su primer año en la NBA rubricaron Shaquille O'Neal o Hakeem Olajuwon y superiores a las de Tim Duncan, el considerado mejor ala-pívot de la competición.

Padre negro y madre blanca

Pero a Griffin no le define solo un espectacular y peculiar físico. Hijo de un padre negro y una madre blanca y pelirroja, es un jugador inteligente y ágil, humilde y capaz de liderar un equipo. Fueron sus progenitores los que le inculcaron el amor por el baloncesto; su padre fue su entrenador el el instituto donde compartía equipo con su hermano Taylor, elegido por los Suns en la segunda ronda del draft del 2009 y que ahora juega en la Liga belga.

En 39 de los 43 encuentros que ha disputado ha sido capaz de firmar más de 10 puntos y 10 rebotes, 27 de esos doble dobles de forma consecutiva. Ayer, frente a Golden State anotó 30 puntos, lejos de los 47 que constituyen su récord personal, frente a Indiana Pacers («Estuvo imparable. Nos limitamos a alimentarle y no paró de producir», dijo su compañero Baron Davis tras la exhibición). A su edad, solo Michael Jordan (49 puntos y 15 rebotes) y Rick Barry (57 y 15) superaban la marca de Griffin.

Sus mates poderosos, con la cabeza a la altura del aro, protagonizan desde el inicio de temporada los resúmenes de cada jornada, pero Griffin no es solo un poderoso físico más, es un jugador comprometido con su equipo (cuarto reboteador de la Liga), cada vez domina mejor el juego y es cada vez más efectivo a media distancia (no abusa del tiro). Eso sí, con los tiros libres mantiene las mismas dudas que otros grandes. Su 52% de acierto es claramente mejorable. El resto, pura dinamita.