Andy Murray se impuso con contundencia y contra pronóstico a Roger Federer en la final del Masters 1000 de Shanghái. El escocés tan solo necesitó dos sets (6-3 y 6-2) y una hora y veinticinco minutos para conquistar su segundo torneo esta temporada.
Murray ya había derrotado al suizo en el Masters de Toronto y el global de enfrentamientos con el helvético es favorable para el británico por ocho a cinco. «Tuve una gran semana y jugué mi mejor tenis. Tenía que hacerlo muy bien para tener una oportunidad contra Roger, y lo conseguí», dijo Murray tras la victoria.
El escocés, muy motivado durante todo el partido, se convirtió en un muro infranqueable capaz de devolver cualquier pelota y responder a los ataque del rival. De hecho, Federer solo pudo convertir una de sus seis bolas de break . Murray rompió el servicio del helvético en el tercer juego del primer set mientras que Roger Federer empezó a fallar algunos golpes asequibles. Gracias a su velocidad, el británico fue ganando ventaja y terminó imponiéndose en la primera manga.
En la segunda manga, Murray mantuvo la seguridad con su saque y se adjudicó los puntos clave. El escocés salvó cuatro bolas de break , como la del 1-1, que ganó tras un intercambio de veintinueve golpes. Federer, algo desesperado, no se encontraba cómodo con sus golpes y además, era incapaz de encontrar un punto débil en su adversario.
Tras un primer break , Murray se puso en cabeza (4-2) y la segunda rotura le dio la victoria definitiva. Con este título Murray tiene ahora dieciséis títulos en su palmarés, aunque todavía le falta un torneo de Gran Slam.
La derrota de Federer fue bastante sorprendente, sobre todo, por la rapidez con la que se produjo. El suizo tras haber realizado un buen torneo hasta ese momento, habiendo eliminado en cuartos de final al sueco Robin Soderling, número cinco del mundo, y al serbio Novak Djokovic, número dos, en las semifinales, no mantuvo el nivel en la final. «No conseguí los golpes importantes en los momentos importantes», reconoció el suizo tras el choque.
«Sé lo difícil que es ganar estos títulos de Masters 1000», dijo Federer, que perdió la oportunidad de igualar el récord de Nadal de dieciocho trofeos de esta categoría. «No es fácil», reiteró el centroeuropeo.