Messi prorroga el gafe del Calderón

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El Barça venció al Atlético en un duelo jugado a ráfagas, pero el choque concluyó con la lesión del argentino

20 sep 2010 . Actualizado a las 10:15 h.

A falta de brillo, tuvo emoción hasta el final. El que ha venido siendo el partido más vistoso durante muchas campañas ligueras, resultó ayer un duelo a ráfagas, entre un Barça poco fino en ataque y nervioso en defensa y un Atlético sin timón ni ocasiones para hacer frente a las pocas que aprovecharon los visitantes.

Guardiola se llevó del Calderón su ansiada victoria, pero se dejó a Messi en el camino. El argentino, otra vez goleador, encontró los tacos de Ujfalusi en la penúltima jugada del choque y estará fuera de juego entre dos y tres semanas, según las primeras exploraciones. Puntos a precio de oro, en vista de la rebaja en la pegada del último campeón liguero, en el que el 10 parece el único entonado en la punta de ataque. Sin la Pulga en el césped la meta rival empequeñece a los ojos culés.

Durante años, tras la salida de Zubizarreta (1994), la red del Barça fue devorando, uno tras otro, a cuanto pretendiente llegaba a calzarse los guantes. De Busquets sénior, al turco Rustu. Más de una década se habló en el Camp Nou sobre una maldición en torno a su portería, similar a la que por momentos aquejó a la defensa del eterno rival blanco, y que ahora, recién estrenada la segunda campaña post Eto'o, podría haberse trasladado a la delantera blaugrana.

Villa gozó ayer de ocasiones de todos los colores, pero se estrelló contra un De Gea espectacular (con diferencia, el mejor de su equipo) y contra una preocupante falta de puntería. Al contrario que Torres (o el propio Messi, hasta su duelo con España), al Guaje le cuesta un horror rendir con su club al nivel que lo hace en la selección.

Enviando al asturiano al banquillo, en el minuto 77, Guardiola optaba por meter músculo en el mediocampo (entró Keita) para defender una ventaja mínima, vista la ineficacia de los intentos por aumentarla. Aunque tanta cautela no fuera necesaria, vista la inoperancia atlética. Forlán, Agüero y Costa (que sustituyó al Kun cuando el tobillo del argentino dijo basta) no olieron la bola y solo una pésima salida de Valdés, vendido en un córner, metió a los de casa en un partido que hasta ese momento pintaba horrible.

Diez minutos antes había marcado Messi con un toque genial para salvar la salida de De Gea y sacar rendimiento, pese a lo escorado de su posición, a un buen pase de Pedro. El canario daba continuidad a una jugada en la que Villa había mandado el balón al palo.

Poco tardó en aparecer Piqué para devolver a los suyos la ventaja en otro saque de esquina. Y ya tras el paso por el vestuario, el protagonista fue, casi en exclusiva, el meta local. El arquero se adornó para anular a Xavi, al Guaje y a Messi, al que ganó un mano a mano. El Calderón se rindió a De Gea, que saboteó una goleada. Mientras, el partido abundaba en broncas y juego áspero. Arrojó el Atlético la toalla y el Barça sintió que desterraba el gafe colchonero, hasta que los tacos de Ujfalusi pusieron por las nubes el precio de la victoria.