Tregua antes de los adoquines

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El pelotón se frenó tras una caída que afectó a los Schleck, Armstrong y Contador

06 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Agua, aceite, asfalto belga y el Tour desperezándose en el descenso de Stockeu. La mezcla acabó en caídas. Corredores como los Schleck, Alberto Contador y Lance Armstrong se fueron al suelo a unos treinta kilómetros de meta. El pelotón se rompió en pedazos. La carnicería que había anunciado el estadounidense para hoy se adelantó. Los afectados quedaron cortados, lejos de un grupo en el que sí estaban Cadel Evans, Carlos Sastre, Robert Gesink, Luis León Sánchez y Samuel Sánchez. Pero, después de algún intento de Cervélo para tirar, el pelotón decretó un parón. Primero enlazaron Armstrong y Contador. Después, los luxemburgueses del Saxo Bank, que siguen con vida en la general gracias a esa tregua. Y el francés Sylvain Chavanel, superviviente de la escapada del día, logró el triunfo y el amarillo en Spa después de 201 kilómetros.

Los favoritos a la general que besaron el asfalto no presentan lesiones graves. Armstrong y los hermanos Schleck lucían golpes y abrasiones en caderas y codos derechos. Como Contador, que se cayó con seis Astana. Pero continúan en la batalla.

Sastre explicó que el pacto «fue una situación extraña». Incluso señaló que Cancellara le dijo a Thor Hushovd que la carrera había sido neutralizada. Y Eusebio Unzué indicó que algunos de los beneficiados por el parón no suelen mostrar el mismo respeto con sus rivales.

Precisamente Cancellara no lucirá el maillot de líder rumbo a Arenberg como pretendía. Él es uno de los especialistas que puede agitar la etapa de hoy, que contiene los famosos trece kilómetros de adoquines prestados del espíritu de la mítica París-Roubaix. Algún favorito puede quedarse anclado en el bosque de piedra que asoma en distintos tramos en los 213 kilómetros que unen Wanze y Arenberg. Territorio para los fuertes. Amenaza para ligeros escaladores. Sufrimiento. Espectáculo.