La victoria más amarga del Dépor

Rubén Ventureira

DEPORTES

Aranzubia salvó al equipo blanquiazul en la primera mitad con tres paradas prodigiosas

24 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

No se recuerda victoria más triste en Riazor. La protagonizó Filipe, que se dejó el tobillo en el primer gol. Su coraje motivó a sus compañeros, que remataron la faena que había empezado el lateral. El Dépor ganó así, a tan alto coste, un partido que vio perdido en su primer tercio, en el que el Athletic pudo golear.

El equipo de Caparrós arrancó como si estuviese en San Mamés. A punto de marcar en el inicio. Lo evitó un producto de Lezama, Aranzubia, que metió una mano prodigiosa al cabezazo de Llorente al saque de un córner (min 3). Los problemas en el juego aéreo que intuía Lotina con la ausencia de Juan Rodríguez empezaban a aparecer. Pero aquello era el principio de un acoso bestial por tierra y, sobre todo, aire. Los bilbaínos fueron una apisonadora en los primeros veinte minutos, en los que solo se jugó en área deportivista: un paradón de Aranzubia a testarazo de Iraola, un disparo de Llorente por encima del larguero, un par de tantos anulados al Athletic (el segundo con más justicia que el primero), Llorente enviando a una valla publicitaria un regalo de Juan Domínguez...

Con el juego más sencillo del mundo (balón a la banda, centro al área y remate de cabeza, directo o precedido de un pase de testa) el Athletic desbordaba el 4-3-2-1 del equipo coruñés, que sufría especialmente por la banda izquierda, donde Juan Domínguez, Adrián y Filipe no cobraban peaje. Tan mal lo vio Lotina que ordenó calentar a Laure y a Valerón.

No llegó a hacer esos cambios de urgencia porque la hemorragia se paró, más porque el Athletic se tomó un respiro que por los méritos de los blanquiazules, incapaces de trenzar tres pases seguidos. El público silbaba la acumulación de imprecisiones, y aclamaba las (escasas) recuperaciones de balón. Para sacudirse el dominio ayudó el cambio de Pablo Álvarez a la izquierda, y también el hecho de que el Dépor empezó a rasearla. No pisaba al área, pero al menos no le llegaban. Y hasta pudo marcar antes del descanso con un centro de Filipe que golpeó al vuelo Adrián. El Athletic aún tuvo la última, de nuevo por la vía aérea: al saque de una falta Javi Martínez cabeceó junto al palo, pero Aranzubia se lució.

En el vestuario se quedó Juan Domínguez y salió Valerón. Lotina viraba así a un 4-2-3-1. Funcionó ya desde la primera jugada. El Dépor pasó a mimar el balón. Y llegó el gol más desgraciado de la historia de Riazor: Bodipo ganó una puja por alto y Filipe irrumpió para marcar a costa de jugarse, y perder, la salud. El arrojo del brasileño produjo una doble reacción en sus compañeros: primero conmoción y después motivación. Se enchufaron todos a máxima potencia. En esos minutos eléctricos pudo marcar primero Bodipo pero el que lo hizo fue Juca. El brasileño recibió un taconazo ideado por Adrián y su disparo tocó en un defensa antes de superar a Iraizoz. La dedicatoria, claro, fue para su compatriota, Filipe, héroe para su desgracia y la del todo deportivismo.

Un gol en propia meta de Colotto dio esperanzas al Athletic, que acosó con la misma falta de puntería que al principio hasta que Pablo Álvarez apuntilló a servicio de Valerón.