Armstrong se rompe una clavícula

DEPORTES

24 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Lance Armstrong, sentado en una cuneta, se tocaba el hombro derecho. Y se frotaba los ojos. Casi no se lo creía. Hace años, en él se cumplía a rajatabla el tópico de la fortuna de los campeones. Si probaba el suelo, solo era para levantarse y continuar. Si Joseba Beloki se partía la cadera en pleno Tour, él se salvaba con un tramo de cros. Si perdía el equilibrio, Ullrich lo esperaba para luego ser aniquilado. Pero la historia cambió ayer. A veinte kilómetros de Baltanás, la meta de la primera etapa de la Vuelta a Castilla y León, perdió el equilibrio arrastrado por esa marea humana que son las montoneras. Su primer cara a cara con Alberto Contador acabó de forma abrupta. Armstrong fue trasladado en ambulancia al Hospital Clínico de Valladolid, donde se le diagnosticó una fractura del tercio medio de la clavícula derecha. El Giro del centenario peligra para el corredor del Astana.

Armstrong, de 37 años, estará entre tres y cuatro semanas recuperándose. La puesta a punto para la ronda italiana, que arranca el 9 de mayo, se complica. «Se le ha inmovilizado la fractura, que es de las que nosotros llamamos no complicada, y el tiempo de recuperación dependerá del tratamiento», explicó Juan Gómez, el médico oficial de la carrera.

Vladimir Isaychev, del Xacobeo, se vio implicado en la caída de Armstrong. «El pelotón rodaba muy fuerte. Un corredor que iba más adelante perdió el equilibrio y provocó la caída de más ciclistas que estábamos detrás. Y vi a Armstrong a mi lado, en el suelo. Pero yo pude seguir sin problemas», comenta.

Castilla y León se queda sin su gran reclamo. El regreso de Armstrong a una carrera española más de cinco años después había convertido la prueba en un hervidero. Cuando Contador salió ayer del autobús del Astana hubo cierta agitación. La aparición del estadounidense provocó un terremoto. «Creo que Armstrong provoca caídas de forma indirecta, porque todo el mundo se le queda mirando cuando lo tiene al lado en el pelotón», indica el marinense David García. Incluso Valverde y Carlos Sastre, que suelen ser el eje de las conversaciones de otros ciclistas, charlaban en la salida y se preguntaban si el estadounidense está tan fino como antes. Ahora, ellos heredarán parte de los focos que ha dejado huérfanos Lance.