Un campeonato marcado por la inestabilidad en los despachos

P. G.

DEPORTES

19 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Las irregularidades en las gestiones de algunos presidentes de Primera División han traido consecuencias inmediatas en este primer tramo de la Liga. El ejemplo más claro es la dimisión de Ramón Calderón al frente del Real Madrid. Después de una sucesión de escándalos que parecía interminable, se vio obligado a renunciar a pesar de sus ansias por mantenerse en el cargo. Le sustituye hasta la celebración de elecciones el naviero Vicente Boluda.

Otro despacho que vive en el alambre es el del Valencia. El club, al borde de la quiebra técnica, ha visto cómo desde el verano ha cambiado de manos pasando de Juan Soler a Vicente Soriano y ha amenazado con repetir el traspaso de poderes varias veces. Todo, a raíz de la aparición de Juan Villalonga como efímero gestor del club ché, hurgando en la alarmante deuda que tiene maniatada a la entidad.

En Palma, Mateo Alemany comenzó otra etapa más como presidente del Mallorca (ya ejerció desde el 2000 al 2005) en sustitución de Joaquín García. Antes, el propietario Vicente Grande intentó vender el club a un empresario inglés, que se echó atrás tras haber apalabrado un acuerdo al conocer la negativa situación financiera de la entidad balear. En Sevilla, Lopera comenzó un proceso de venta del Betis que está siendo investigado por el CSD porque no está clara la titularidad de las acciones que dice poseer el dueño bético. Sánchez Llibre fue abucheado en Montjuïc.

Lendoiro, en la última junta de accionistas, fue acusado de encubrir pérdidas por 14.300 millones de pesetas en los últimos tres años.