Un «tiburón» engulle al Valencia

La Voz

DEPORTES

09 jul 2008 . Actualizado a las 02:03 h.

Juan Villalonga Navarro (Madrid, 1953), abogado, tiburón financiero y ex presidente de Telefónica, toma el mando del Valencia Club de Fútbol, SAD tras alcanzar ayer un acuerdo que firmará el día 25 con el máximo accionista de la entidad, Juan Bautista Soler.

Villalonga entra como consejero delegado, pero tendrá poder absoluto como gestor de los recursos del club para intentar superar la alarmante crisis de un Valencia que amenaza con entrar en causa de disolución y cuya deuda se ha triplicado en cuatro años, hasta 340 millones.

Pretende modernizar la gestión con el modelo inglés estadio-empresa, muy habitual en la Premier League, que se basa en la explotación comercial de la marca y la búsqueda de patrocinadores, sin descartar una ampliación de capital. Su objetivo es cuadriplicar los 100 millones de facturación y hacer al Valencia campeón de Europa en cinco años.

Villalonga no tendrá un sueldo fijo, sino que cobrará una comisión por cada operación que ejecute. Por ejemplo: se da por hecha la venta del nombre del estadio a una empresa. De lo que pague esa firma, el consejero delegado se llevará un pellizco. Cobrará por lo que sea capaz de generar.

El empresario lleva buscando su entrada en el club desde febrero. Entonces propuso a Juan Soler, máximo accionista, la compra de su paquete accionarial, pero Este le pidió entre 70 y 80 millones de euros por sus 71.000 títulos, el 37% de la sociedad.

Villalonga aparcó entonces esa vía y buscó una alternativa. Por la grave crisis de la institución, Soler tuvo que avalar personalmente varios préstamos del club durante su etapa como presidente, por un total de 400 millones de euros. Así se pudo concretar, por ejemplo, el fichaje del entonces bético Joaquín.

Con el acuerdo de ayer, el empresario madrileño saca una losa de encima a Soler al asumir esos avales. Se compromete además a comprar o buscar comprador para ese ingente paquete accionarial a partir del 2010, una vez que concluya la construcción del nuevo estadio, coste que asume el club. A cambio, Villalonga tendrá también un porcentaje en la plusvalía de los títulos.

La llegada de este tiburón ha sembrado una gran incertidumbre en la sociedad valenciana por varios motivos. Primero, por el temor a un pelotazo inmobiliario, a una especulación sin más control que el que imponga el propio Villalonga en una entidad que se dispone a vender la parcela del viejo estadio de Mestalla para construir el nuevo, así como una ciudad deportiva.

Segundo, por el tufillo político que despide el acuerdo. Villalonga, amigo personal de José María Aznar, implica una fuerte vinculación al Partido Popular, mayor incluso que la del propio Juan Soler. En Valencia han corrido ríos de tinta por el terreno que el Ayuntamiento de la ciudad cedió al club mediante «barata permuta», como denunció la oposición, a lo que hay que añadir una «escandalosa» recalificación del terreno. El regalito del municipio a la familia Soler se tradujo en una parcela junto al nuevo estadio para la construcción de un hotel de lujo de 20 plantas. El Plan General de Ordenación Urbana prohibía cualquier cambio de uso, pero la alcaldesa, Rita Barberá (también del PP) lo modificó, como explicó después, «por el bien de toda la afición valencianista». El temor a posibles chanchullos se incrementa en Valencia por el golpe de timón en el club.

Tercero, la desconfianza hacia un gestor que infló el valor de Telefónica y que dejó a su paso maniobras de lucro, como las famosas stock options, de las que se beneficiaron el propio Villalonga (más de nueve millones de euros) y los altos cargos de la compañía. Él se fue a vivir a Londres multimillonario, pero dejó Telefónica sobredimensionada en Bolsa, una situación que creó enormes problemas a los siguientes gestores de la firma.

Ahora, el consejero delegado vuelve a la carga. Renovará el consejo de administración del Valencia para meter gente de su cuerda. Entre los elegidos, José María Mas Millet, ex secretario general de Telefónica, que se embolsó casi 6 millones de euros con las stock options en el año 2000, y José Miguel Wollstein, topo de Villalonga en el club y ex alto cargo de Telefónica Media. Será director general del club. Planea también sobre el Valencia la sombra de Arturo Baldasano (sin confirmar), presidente de Terra en la etapa de Villalonga.