Marco Simoncelli se impuso en la cilindrada 250 c.c. en un polémico desenlace en el que Héctor Barberá acabó por los suelos en la línea de meta tras colisionar con el italiano. Otro español, Álvaro Bautista (Aprilia), se dejó buena parte de las posibilidades de ganar el Mundial, para el que al principio de temporada era uno de los favoritos, al caerse en la séptima vuelta cuando iba líder. Todo ello benefició a otro paisano, Alex Debón, que acabó segundo por delante del suizo Thomas Luthi (Aprilia) y se sitúa en la tercera posición del campeonato del mundo por detrás de Mika Kallio y Mattia Pasini.
Pero la caída de Barberá fue lo más comentado del día. Cuando solo faltaban cuatro vueltas, el valenciano se situó en cabeza, pero Simoncelli recuperó el liderato inmediatamente. Así llegaban al final de la carrera con el español esperando a hacer el adelantamiento definitivo.
Al pasar por penúltima vez por la línea de meta, a 240 kilómetros por hora, Barberá lanzaba su ataque, pero Simoncelli se cruzaba provocando una caída espeluznante del español, que salía despedido de su moto contra el muro de la recta.
«Cuando uno está en la recta y metiendo marchas no se hacen eses. Al final de recta sí, para que el motor gire más de vueltas, para tapar las frenadas, pero si lo haces en aceleración tu moto acelera menos. Cuando alguien te coge el rebufo lo notas porque la moto se retiene un poco. Y él lo sabía. Lo notó por la izquierda, cerró la moto abriendo la pierna y me tocó el freno -argumentó Barberá-; esto no es un juego, y yo corro solo pero con mucha gente detrás de mí apoyándome, desde mis mecánicos hasta Aprilia, pasando por todos los que confían en mí. Pienso que estas no son formas de correr. Pudo ser grave». La dirección de carrera decidió no sancionar a Simoncelli.