El argentino es el jugador que más se ha ganado el cariño de la afición viguesa, y ha demostrado su cariño al club poniéndole de nombre a una de sus hijas María Celeste
04 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.El cuervo más famoso en Vigo y en Argentina no es Brandon Lee, es Gustavo López. Hace pocas semanas Balaídos gritaba «Gustavo, quédate» y «queremos doce Gustavos», pero la realidad es que si nadie lo remedia, el jugador más idolatrado por la afición de Balaídos no volverá a vestir la camiseta del Celta tras la ruptura de las negociaciones para la renovación de su contrato. Atrás quedan más de trescientos partidos en la Liga española, cifra a la que muy pocos extranjeros han llegado, durante sus tres años y medio en Zaragoza y los últimos ocho en Vigo. De él se enamoró Víctor Fernández cuando entrenaba al Zaragoza en su anterior etapa, en 1995, al traerlo al fútbol español procedente del Independiente de Avellaneda, su único club en Argentina. Su carisma es indiscutible: era un ídolo en su país y lo ha sido allá por donde pasó. La afición de La Romareda le tenía como su jugador favorito. De Balaídos sobran las palabras. Fue Víctor Fernández, en su segunda temporada como entrenador céltico, quien se lo trajo para Vigo poco más de dos millones de euros. Tuvo que competir por el puesto con el israelí Haim Revivo y su buen rendimiento acabó relegándole hasta el punto de que acabó pidiendo que le traspasasen. Revivo se fue al Fenerbahce y Gustavo quedó como el dueño de la banda izquierda celeste. Su repertorio futbolístico ha sido de manual para un extremo: regate y centro. Un fútbol sencillo que pocos defensas han sido capaces de frenar, pues su regate en corto suele sorprender a los defensas ya que no se sabe si te va a salir por la derecha o por la izquierda. Pero los centros siempre han sido su punto fuerte. Sus asistencias han sido incontables hasta esta misma temporada. Con un toque sutil de su bota izquierda colgaba la pelota al área de tal manera que la trayectoria del balón sorprende a los defensas y el portero y permite al delantero rematar casi a placer. Catanha se hinchó a marcar goles de cabeza gracias al argentino. Es, sin duda, una de las zurdas más prodigiosas que han pasado por el fútbol español. Cuando el Celta descendió a Segunda División fue casi el único de los jugadores más valiosos del equipo que se quedó en el equipo a pesar de que le llegaron ofertas de otros clubes. Ya en años anteriores se habían interesado en él equipos de la Premier League y de Italia. Su compromiso con el equipo, sus declaraciones y su actitud propiciaron que se ganase el cariño de la afición. En la campaña de Segunda Fernando Vázquez comenzó a dejarle a menudo en el banquillo y fue entonces cuando comenzó a corear el nombre de Gustavo López en la grada solicitando su entrada en el terreno de juego. Lo mismo ocurrió en Primera tras el ascenso, temporada en la que terminaba contrato. Todo el mundo pensaba que no iba a seguir y salió de Balaídos a hombros. Finalmente el Celta le hizo una oferta para seguir pensando que la rechazaría, pero el jugador aceptó unas condiciones que sorprendieron incluso dentro del mismo club. Este año ha sido el jugador más destacado del equipo, el que mejor rendimiento ha dado, el que nunca se escondió en los malos momentos en el terreno de juego, el que tiró del carro hasta las últimas consecuencias. Si no hay marcha atrás, con al adiós de Gustavo se apaga una llama en el celtismo. Hay un motivo menos para ir cada domingo a Balaídos, y así lo reflejan los aficionados, muchos de los cuales no renovarán sus abonos. Pero Vigo no le pierde, porque cuando cuelgue las botas se instalará aquí con sus hijas viguesas, una de las cuales tiene un nombre en honor a Celta: María Celeste.