El Sevilla celebra la UEFA con un baño de multitudes

Cecilia Cuerdo SEVILLA

DEPORTES

José Luis Roca

El Sánchez Pizjuán se quedó pequeño para los festejos del título.

11 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Al grito de «¡La Copa ya está aquí!», el Sevilla recibió ayer jueves un auténtico baño de multitudes al regresar a la capital andaluza después de ganar por goleada la Copa de la UEFA frente al Middlesbrough inglés (4-0). Desde primera hora de la tarde, miles de seguidores celebraron en la calle el primer título europeo del club en sus 101 años de historia. Tras un retraso de más de dos horas en el aeropuerto de Eindhoven, el equipo sevillista llegó a las 21.30 horas al aeropuerto, donde los campeones fueron recibidos por varios cientos de aficionados. Casi sin pausa para recoger el equipaje, los jugadores salieron del avión por una escalerilla con banderas sevillistas y se subieron a un autobús descubierto, adornado para la ocasión con el lema: «Los sueños se cumplen», con el que recorrieron con la Copa de la UEFA los 15 kilómetros que les separaban del centro de la ciudad. Numerosos seguidores se unieron al autobús en su recorrido, pese a las recomendaciones del presidente del club, José María del Nido, para que no se agolpasen en el aeropuerto de San Pablo y prefería que recibieran al equipo directamente en el estadio Sánchez Pizjuán, que abrió sus puertas a todo el público. Pero nadie quiso perderse la fiesta y ver cómo los jugadores se acercaron hasta la catedral de Sevilla para ofrecer el trofeo a la patrona de la ciudad, la Virgen de los Reyes, y rezar la Salve. Tras la ofrenda religiosa, tocaba visitar a pie a las autoridades civiles en el Ayuntamiento hispalense. Al contrario que los aficionados béticos -presentes en muchos de los cánticos sevillistas-, que suelen tomar la Plaza Nueva, el club de Nervión escogió el otro flanco y celebró el triunfo desde las ventanas que dan a la Plaza de San Francisco. Ni siquiera el fuerte calor que vivió Sevilla en la jornada de ayer hizo mella en los aficionados, que colapsaron los alrededores desde media tarde y que, ya casi sin voz a causa de la larga noche de fiesta del día anterior, no cesaban de recitar los nombres de sus ídolos. «Es lo que nos merecíamos después de tantos años sufriendo», aseguraban. Aún aguardaba lo mejor de la noche. De nuevo en el autobús, la comitiva se desplazó hasta el estadio del Sevilla, que se quedó pequeño para recibir a la afición. Los jugadores realizaron varias vueltas de honor por el campo, al ritmo del himno interpretado en directo por el cantante Javier Labandón, el Arrebato, y brindaron la Copa a sus seguidores en medio de un espectáculo de luces y fuegos artificiales.