Adiós a un talento intermitente

J. M. Guimaraens REDACCIÓN

DEPORTES

QUEIMADELOS

El sábado se despidió una de las tenistas que marcó una época en el deporte femenino en España. En las pistas se recordará tanto su genialidad como su irregularidad

16 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

«No se que me pasó, pero cuando tenía más ventaja en el marcador, acabé por fallar y hundirme». Esta era una de las frases habituales de Conchita Martínez para justificar tropiezos. La campeona de Wimbledon 94 ha tenido altibajos inexplicables a lo largo de sus 18 años de carrera. Pese a ello es una de las deportistas españolas con mayores éxitos en su historial. Sumar 33 títulos individuales no está alcance de cualquiera. Estas cifras se reservan a las tenistas excepcionales. Nació en la localidad aragonesa de Monzón (Huesca) y ayer, veinticuatro horas después de anunciar su retirada, celebró su 34 cumpleaños. Fue obsequiada con una tarta que pesó 13 kilos y también recibió como regalo nada menos que una moto de la exclusiva marca Harley Davidson. La aragonesa es una entusiasta de las motos. Ya poseía otra Harley. En San Diego (California), donde tiene una lujosa vivienda, puede recorrer las carreteras a lomos de esa envidiable máquina que conduce con tranquilidad. Ahora que una lesión en el tendón de Aquiles la obligará a pasar por el quirófano, es el momento de evocar, entre las principales gestas protagonizadas por la oscense, su segundo puesto en la clasificación mundial, alcanzado el 30 de octubre del año 1995. Desde la temporada 2004, cuando se adjudicó el triunfo en el torneo de Charleston, no volvió a obtener ningún otro título. En realidad, los problemas físicos mermaron su rendimiento en las pistas. Desde octubre del año pasado, cuando se enfrentó a Daniela Hantuchova en el torneo de Linz (Austria) no ha disputado ningún otro partido en la prueba de individuales. Desde los 11 años, cuando se incorporó a la residencia Blume en Barcelona, no ha parado de consumir energías en la cancha. Últimamente llevaba seis meses inactiva por esa dichosa lesión en el pie. De ahí que, poco a poco, haya ido retrocediendo en el ránking, donde actualmente aparece en el puesto 71. Si su derecha ha sido elogiada por ilustres de la raqueta de la talla de Manolo Santana, también hay que reconocerle su envidiable capacidad para la estrategia. En el año 1999 sorprendió a propios y extraños con la que denominó táctica Berlín, gracias a la cual logró adjudicarse el título. Consistía en lanzar globos liftados desde el fondo de la pista para provocar el fallo de sus rivales, pero no un globo, ni dos, sino toda una sucesión de bolas bombeadas frente a las que sus oponentes acabaron por doblar las rodillas. Conchita Martínez, que admira a Harrison Ford y a Antonio Banderas, tuvo un entrenador llamado Eric Van Harpen, gracias al cual escaló a los puestos de cabeza. Sin embargo, esa relación acabó como el rosario de la aurora. Después, otros muchos técnicos asesoraron a la tenista, pero al final acababa ella imponiendo sus teorías. Si Van Harpen la catapultó hacia el éxito, Elvira Vázquez fue quien controló las finanzas de la jugadora, cuyas ganancias después de 18 años de batalla pueden estimarse en cerca de 12 millones de dólares.