El Zaragoza no supo aprovecharse de la expulsión de Pavón
28 oct 2003 . Actualizado a las 06:00 h.El Real Madrid se quedó sin pegada en Zaragoza y el equipo de Carlos Queiroz tuvo que conformarse con sacar un punto en La Romareda en un partido vibrante, con dos balones al poste, uno para cada equipo, y múltiples ocasiones tras el descanso, la mayoría de ellas de los visitantes. El Madrid, que jugó con diez los últimos veinte minutos, no acusó la expulsión de Pavón, pero no aprovechó las oportunidades que tuvo en la segunda parte y no logró superar a la sólida defensa del Zaragoza, liderada por Milito, que se convirtió en uno de los héroes del conjunto aragonés en su partido de revancha, el más esperado para el central argentino. Aunque el Madrid mejoró en ataque en la segunda mitad, incluso con diez, la gran primera parte del Zaragoza no se vio reflejada en el marcador porque pasado el cuarto de hora el palo impidió que el remate de Galletti, tras una gran jugada y un pase profundo de Savio, acabase en gol. El jugador brasileño demostró las muchísimas ganas que le tenía al Madrid, casi tanto como Milito, que mandó y templó atrás, subió a cabecear todos los córneres, y en el último minuto del primer tiempo le quitó un balón peligrosísimo en el área a Ronaldo, que no pudo brillar arriba ante el repliegue y el sacrificio defensivo del equipo aragonés. Figo fue la única amenaza del Madrid en ese período en el que el centro del campo, con Guti y Helguera, además de no generar juego, sufrió ante los robos de balón y el toque de los locales, que en los contraataques, y con su velocidad, llegó muchísimo a las inmediaciones de Casillas, aunque sin eficacia. El equipo de Queiroz se vio obligado al principio a hacer muchas faltas al motivado Zaragoza, porque los blancos no tenían el balón y cada vez que los locales traspasaban el mediocampo, liderados por otro ex madridista, Corona, encendían las alarmas en la defensa visitante, que necesitaba las ayudas de los centrocampistas. Llegó a jugar el Madrid durante mucho tiempo encerrado en su campo, confiando en sus contraataques y en sus balones en profundidad, aunque Zidane, Raúl y Ronaldo se encontraban muy alejados del área maña y no metían miedo. El Zaragoza siguió dominando en el arranque de un segundo tiempo que creció en ocasiones de gol en ambos áreas, pero sobre todo en la local. El Madrid tuvo su oportunidad de sentenciar en unos minutos de locura en los que un misil de Roberto Carlos se estrelló en el poste, Raúl perdonó solo ante Laínez en el único error defensivo del Zaragoza, y Toledo le sacó también a Raúl un cabezazo que iba a la red. El centro del campo no existía, y el Zaragoza también respondía con toque y velocidad, aunque sin dar la sensación de peligro que ofrecían los jugadores de Queiroz.