LA VOZ
08 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.DE IÑAKI SÁEZ sabemos casi todo, que es una buena persona, un hombre prudente, moderado, leal, sincero, discreto a más no poder y que sabe de fútbol un montón. También sabemos, claro, que es el seleccionador nacional de España. Y, a partir de ahí, cualquier opinión será siempre respetable y respetada. La lista de convocados para el partido amistoso contra Alemania, que se disputará el próximo miércoles, me ha producido ciertas sorpresas. La presencia de Guti y de Raúl Bravo, futbolistas con corta participación en sus clubes, no deja de llamar la atención. Si entiende lo de Guti como un espaldarazo desde la selección a las manifestaciones efectuadas a Marca por el futbolista, tiene poca consistencia. Si se realiza porque Capi estuvo lesionado y prefiere darle escenario al madridista, pues bien, aunque no me convence. Como tampoco comprendo del todo las ausencias de Marchena y García Calvo, no tanto porque me gusten poco o mucho como por el interés que tuvo Sáez de modificar la pareja de centrales desde que llegó. Y aquí se vuelve a las andadas. Si la nueva apuesta es César, bien. Pero démosle continuidad, consistencia, confianza. Que los que lleguen sepan que no van a probar como experimentos. A estas alturas parece bien realizar algunas probaturas pero el portero y los dos centrales deberían estar mejor definidos. Yo echo de menos a De Pedro, a Capi, a Xabi Alonso, a Sergio (Deportivo), a Palop, a Fernando Torres. Y no veo imprescindible volver a llamar a Xavi, quizá en el peor momento de su carrera, ni comprendo ese afán de poner a Míchel Salgado de lateral y a Puyol de central, como si hubiese obligación de meter a los dos a la fuerza. Quizá es un partido para asentar conceptos, al margen del resultado, y descubrir que los jóvenes talentos sólo pueden encontrar confianza cuando saben que serán convocados. Si convertimos cada lista en una lotería, cada convocatoria en una especie de regalo, nunca tendremos un bloque experimentado y seguro, un colectivo que juegue como tal, como equipo, y dependeremos siempre de los conceptos individuales y de sus noches de inspiración.