Libertad hasta un punto

DEPORTES

PUNTO DE MIRA

07 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

EL LÍMITE horario para que los futbolistas se retiren por la noche a sus domicilios no nació durante la dictadura. Es una norma cargada de sentido común, y conocida de siempre por los profesionales. Por ésto me sorprendió escuchar a Albert Luque, a través de la Radio Galega, opinar sobre el caso Tristán, que acapara la atención de los aficionados de aquí y de allá, pues son muchos los medios que se ocuparon del pleito (que no tiene razón de existir) entre el entrenador y el jugador deportivista. No voy a insistir en un asunto que este periódico trató ayer, amplia y detalladamente bajo la autorizada firma de Fernando Hidalgo. Si yo toco este vidrioso asunto es porque el joven Luque vino a afirmar que «el entrenador no puede meterse en la vida privada de los jugadores». A Luque le faltó puntualizar «siempre que esa vida, que hace el futbolista pueda calificarse como normal». No hace falta decir más porque todos lo entienden. En este asunto el aficionado sabe bien, entre Irureta y Tristán, quien es el que está en fuera de juego . Luque se equivoca claramente en su intento por defender al compañero. Si yo fuera su abuelo, no se iría sin un pequeño tirón de orejas. Creo que también me entienden.