Galicia, la primera etapa de la carrera más dura de un campeón

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo A CORUÑA

DEPORTES

GEMMA SANZ

El líder del Tour de Francia notó los primeros síntomas de lo que poco después se confirmaría como un cáncer en la Volta á Comunidade Galega de 1996

27 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

El 9 de octubre de 1996, Lance Armstrong nos ponía la piel de gallina: «En términos médicos, el estado de mi enfermedad puede calificarse de avanzado. Desde ayer, ya comencé la quimioterapia. Tengo la esperanza puesta en los doctores que me atienden y estoy dispuesto a luchar cada minuto de mi vida para superar la enfermedad». El cáncer le devoraba los pulmones, los testículos, el cerebro... Pero esta dramática, épica y hermosa historia ya es de dominio público. Lo que pocos saben es que Galicia jugó un papel protagonista. En 1996, Armstrong participaba en la Volta Ciclista a Comunidade Galega. Había dado guerra y participado en alguna escaramuza. La ronda llegaba a su fin en una jornada con dos sectores; el segundo y definitivo, en la localidad coruñesa de Cambre. El norteamericano, misteriosamente, no tomó la salida. No se encontraba en condiciones ni sabía qué le ocurría, pero se sentía como un ciclista al que le pasa por encima todo el pelotón. Coordinador médico Con ese panorama, Raúl Rey, uno de los responsables de la organización, se dirigió a Enrique Antelo, coordinador médico de la etapa: «Oye, echa un vistazo a este chico que se encuentra echo polvo. No sabe qué es lo que le pasa, pero no tiene fuerzas». Antelo, traumatólogo coruñés, atendió al ciclista, que ya entonces tenía un nombre en el pelotón, no en vano había sido campeón del mundo en 1993. Así lo recuerda Antelo: «Raúl me dijo que se encontraba abatido. Era un decaimiento grande. Estaba pálido. Me comentó que no tenía fuerzas para andar en bici y ni siquiera para andar a pie. No hablaba mucho porque tampoco se le veía con ganas. Yo chapurreba algo el inglés y conseguimos entendernos. Armstrong, a pesar de su malestar no le daba importancia. Para mí, la cosa no estaba clara. Su aspecto era el de un anémico». Nadie podía imaginar que lo que en realidad estaba sucediendo eran los primeros síntomas de la enfermedad del corredor. Según Antelo: «No supe más de él después de aquel día, hasta que poco más de un mes después pude leer en algún periódico que le estaban realizando pruebas y que algo raro le pasaba. Entonces, comprendí que su mal ya se había iniciado cuando aquel día no podía ni andar». A partir de entonces, el médico coruñés siguió con interés la evolución del enfermo: «Fue un milagro. Seguí el caso con atención y fue un milagro. Tenía metástasis en los pulmones y en el cerebro. Insisto, un milagro que saliera adelante». Dicen que para un norteamericano, el mapamundi y el de Estados Unidos no guardan diferencias esenciales. Lance Armstrong es de otra pasta. En su memoria geográfica siempre existirán Francia y... Galicia. El Arco del Triunfo francés está a punto de servirle de marco a la celebración de su cuartoTour. Pero diez años antes, con la Ría de Vigo como testigo, logró su primera victoria de fuste en el mundo del pedal. Fue en Cangas del Morrazo en la Vuelta a Galicia, el 13 de agosto de 1992. Sólo tenía 20 años y se abría paso a codazos dentro del profesionalismo. Un año después ganaba el campeonato del mundo ante las mismísimas narices de Indurain. Iba para gran ciclista, pero no tenía pinta de ser eso que los expertos denominan un hombre Tour. En 1996 pasó lo que pasó. Milagro divino, o milagro de la ciencia, Armstrong regresó de su etapa más dura para ser el mejor ciclista de todos los tiempos, algo que lleva camino de conseguir. Curiosamente, una de sus primeras competiciones tras haber superado el cáncer, como no, fue en Galicia. Corrió la ronda gallega de 1998. La primera carrera partió de A Coruña. US Postal se alojó en el Hotel Porto-Cobo de Santa Cruz, en Oleiros. Antes de la disputa de la primera etapa, posó en la Praza de María Pita y se fotografío junto a la heroína. Después, casi ni apareció en la carretera. Poco le importó. Desde entonces, es el emperador del ciclismo mundial, casi diez años después de que ganara la etapa de la Volta Ciclista a Comunidade Galega.