Con botas y a lo loco

AGENCIAS RÍO DE JANEIRO

DEPORTES

FÚTBOL INTERNACIONAL

16 sep 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Al grito de guerra «¡hey, hey, hey, el mundo es gay!», vistiendo uniformes de color rosado y adornados con pelucas, pestañas postizas y abundante maquillaje, los jugadores del Roza Futebol Clube desfilan desde hace dos años victoriosos por las principales canchas de fútbol aficionado de Río de Janeiro. Además de consagrar al Roza como el equipo gay más famoso de Brasil, los títulos en torneos de barrio y la calidad técnica de sus jugadores le han garantizado su presencia en los Juegos Olímpicos para homosexuales del año 2002. «Nosotras somos guerreras y sabemos jugar», explicó el extremo izquierdo Leandro de Lima, que en las noches atiende por el nombre de Delayla Rocos. La calidad y seriedad del equipo, que en principio eran cuestionadas por los rivales al ver su ingreso en la cancha, se han tornado casi míticas entre los aficionados que siguen los torneos de la ciudad carioca, y en «una pesadilla» para los adversarios. Un trauma para el rival «Desde que perdimos con ellos, hace dos años, somos motivo de burlas. Hay gente de nuestro equipo que hasta evita mencionar el asunto, como si se tratase de un trauma», manifestó el volante Joao de Lima, cuyo equipo, el Lona Cultural do Bangú -«muy heterosexual», asegura-, cayó en la final ante el Roza por 5-8. «Cuando perdieron, ellos estaban que se morían de vergüenza. ¡Bien hecho!», dijo al recordar la final el defensa Leonardo Silva, a quien sus amigos prefieren llamar Jim Fénix. Sus integrantes ejercen en el día profesiones convencionales, como las de enfermero, peluquero o decorador, y en las noches trabajan en bares y discotecas como transformistas o drag queens. «Ellos tienen numerosas manías, pero cuando tienen que pelear fuerte con el rival, no tienen ningún reparo», afirmó Clécio Régis, organizador de la Copa Bangú, uno de los campeonatos populares de mayor nivel en Río de Janeiro. Interés comercial A pesar del espectáculo extra futbolístico que ofrecen antes y después de cada partido, o cuando marcan un gol, el Roza ha despertado un serio interés comercial entre algunas instituciones y personalidades del país. Tres congresistas se han convertido en patrocinadores. El diputado socialista Fernando Gabeira, uno de sus apoyos, afirmó que el interés suyo y de sus colegas es facilitar que el equipo pueda desempeñar un buen papel en la Olimpiada gay.