SERENIDAD CÉLTICA
01 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.El entrenador del Celta mantuvo el tipo. Justo en el momento en que el Zaragoza marcaba el tercer gol y se pitaba el final del partido las cámaras de televisión recogieron una de sus escasas muestras de decepción. El rostro del máximo responsable del equipo reflejaba la dureza del momento en que el tren de la historia pasaba por su lado sin detenerse. Pero minutos después era Víctor Fernández quien consolaba a sus jugadores, recorriendo el césped para dar ánimo a personas claramente hundidas. Llegado el momento de recoger las medallas acertó incluso a sonreir al recibirla del Rey Don Juan Carlos. A los futbolistas les fue imposible.