No es escritor ni periodista. Lo suyo siempre fue la magia. No lo duden. La Voz de Galicia ofrece en su colección de obras de autores que han sido premio Nobel de Literatura este domingo, El escándalo del siglo, que es el título de una antología de textos periodísticos de Gabriel García Márquez. La temperatura de los brebajes que prepara el colombiano con lo que parecen palabras, comas, interrogaciones o puntos no es apta para corazones fríos. Si son ustedes de los que duermen en una nevera para no sentir, no prueben estos precipitados periodísticos de García Márquez. Los hay de cuando empezaba en la prensa colombiana o de cuando ya era una figura en la española. Siempre se sintió periodista. Y lo fue. Sabe narrar una historia, sea real o inventada. Su alquimia está en los detalles. No se le escapa uno. Es preciso como una fotocopiadora. Teclea las imágenes como nadie. Es el genio de Cien años de soledad, pero en este libro se lee muy claro que es el padre de Un millón de años de periodista. García Márquez nunca se sentó ante una máquina de escribir. Él era la máquina de escribir. En el periodismo y en la novela mítica de sus padres y de sus abuelos. Mientras los demás jugábamos con un simple Quimicefa, él incendiaba los periódicos con sus crónicas. Lo hacía gracias a la tinta de su corazón de ilusionista.