Polaroid, crear arte por la vía de la tecnología para el consumo de masas

H.J.P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Oliviero Toscani Andy Warhol, 1974
Oliviero Toscani Andy Warhol, 1974 © Oliviero Toscani / Cortesía: OlivieroToscani Studio

La Fundación Barrié expondrá en su sede de A Coruña más de 300 piezas con la popular cámara como eje

18 ene 2023 . Actualizado a las 22:30 h.

Ahora que se habla tanto de Inteligencia Artificial asociada a la creación, incluso literaria o artística, hay que decir que el debate en la raíz viene de lejos. Las alarmas saltaron mucho antes, en otras etapas. Y en estas tensiones con la tradición hubo hitos —en realidad, no tan lejos en el tiempo— como la teoría expresada por Walter Benjamin en su ensayo La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica (1936), donde expresaba su preocupación por la pérdida del aura de la obra artística. Aunque para entonces hacía siglos que los grabados ponían en cuestión el concepto de pieza original, era el auge de medios (jóvenes) masivos como la fotografía y el cine lo que agravaba el problema. Creadores como Andy Warhol pusieron después el dedo en la llaga al hacer arte precisamente sobre la sublimación de imágenes (hasta seriadas) que habían difundido el cine, la televisión y la publicidad.

Hoy nadie discute la presencia entronizada en los museos de esas obras, como tampoco se cuestiona la legitimidad artística de la fotografía, ni siquiera de la realizada con cámaras automatizadas, de manipulación muy reducida gracias a la tecnología y en pos del consumo de masas. Uno de los hitos de esta carrera comercial es la Polaroid, cuyo diseño la hacía proverbial para lograr la obra instantánea, tanto es así que el calificativo se sustantivizó y hace mucho que se utiliza como sinónimo de fotografía.

El impacto de la Polaroid fue en su día casi equivalente (aunque no tan universal) al de la cámara en el teléfono móvil, que prácticamente ha acabado con las máquinas compactas. Aquella fuerza no solo se ha movido en el terreno de lo puramente doméstico —ah, las fotos familiares—, también ha provocado una potente corriente creativa de la que se ocupará la Fundación Barrié en su sede coruñesa en la exposición Proyecto Polaroid. En la intersección del arte y la tecnología, que se inaugurará el próximo 11 de marzo (y podrá visitarse hasta el 9 de julio). Comisariada por William Ewing, Barbara Hitchcock, Deborah G. Douglas, Rebekka Reuter y Gary van Zante —de la Foundation for the Exhibition of Photography y el MIT Museum de Massachusetts—, la muestra desembarca en Galicia en primicia para España y procedente de ciudades como Viena, Hamburgo, Berlín, Singapur y Montreal.

La propuesta reúne más de 300 piezas que trazan un recorrido que comienza en los años 40 y alcanza los días actuales, y que comprende desde imágenes elaboradas con toda la gama de papel y películas de la marca hasta prototipos, recreaciones, modelos, papel y películas experimentales, dibujos y materiales relacionado con los aspectos técnicos.

La Barrié convoca así a un sinfín de autores como Ansel Adams, André Kertész, Andy Warhol, Dennis Hopper, George Silk, Philippe Halsman, Richard Hamilton, Robert Mapplethorpe, Sandi Fellman, Edward Steichen, Javier Vallhonrat, Gus van Sant, Joan Fontcuberta, Peter Beard, Bill Eppridge, Shelby Lee Adams, Fazal Sheikh, Anna Tomczak, Oliviero Toscani, Hiromitsu Morimoto, Peggy Hartzell, Sue Doyle, Barbara Crane y Wendy Ewald.

Estas instantáneas conforman en buena medida un mapa emocional del discurrir sociológico (especialmente en Occidente) a partir de mediados del siglo XX y al que la vanguardia industrial de Polaroid contribuyó con el «más fácil» y «más rápido» que reinó avanzada la era posbélica.