Sue Moreno, trapecista: «Desde arriba lo ficho todo»

CULTURA

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Fascinada por las alturas, esta artista coruñesa que nunca trabajó en el circo clásico, mueve su espectáculo de aéreos por toda Galicia

06 sep 2022 . Actualizado a las 16:25 h.

Tiene una voz dulce y perfectamente modulada que denota una educación teatral y un control absoluto, que envuelve un discurso tranquilo y elegante. A la misma altura, desde el suelo, converso con Sue Moreno (A Coruña 1977) del vértigo, el espectáculo y otras cosas propias de trapecistas.

—Nunca había hablado con un trapecista.

—Para todo hay una primera vez.

—¿Cómo llegó a esta profesión?

—Yo me formé en A Coruña en teatro y danza. Luego fui a Madrid a perfeccionar la danza y también porque el trapecio me llamaba la atención. Empecé a ir por las tardes a clases de circo y me enganchó. Y al final es a lo que me he dedicado.

—Le enganchó.

—Sí. Es que al principio me costó mucho, me faltaba fuerza. Quizás por eso me sedujo.

—¿Tiene algún referente familiar?

—Ninguno.

—Seguro que sus padres le decían que se buscara alguna alternativa.

—Mi madre murió cuando era muy pequeña y mi padre no se hizo cargo. Familiarmente, fue mi abuelo el que me decía que tuviera cuidado pero, viendo que era lo que me hacía feliz, me apoyó y para adelante. Yo tengo dos hijas y lo que les recomiendo es que se dediquen a lo que les apasione, a lo que les llene, porque pasamos muchas horas trabajando así que merece la pena encontrar algo que haga que sea magnífico ir a trabajar.

—¿Alguna vez trabajó en el circo?

—No. Me he dedicado a producir mis propios espectáculos y combinar lo que ahora se llama nuevo circo con la danza o el teatro. Pero nunca trabajé en el circo clásico.

—Seguro que entrena un montón.

—Seguro, ja, ja. Y cuantos más años cumplo, más entreno. Seis días a la semana. Es que para mí es muy importante no lesionarme, porque quiero que mi carrera dure mucho. Alimentación saludable, no bebo, no fumo... Me cuido mucho. También porque veo que me funciona, cumplo años y me encuentro bien.

—¿Cómo se ve la vida desde ahí arriba?

—Hay una percepción distinta y me encanta porque, desde arriba lo veo todo. Hace poco vinieron a verme unos amigos y me mandaron un mensaje para decirme que me habían visto. «Ya os vi», les contesté. No daban crédito, porque había muchísima gente, pero desde arriba ficho todo. Es muy mágico.

—No tendrá nada de vértigo, claro.

—Eso se entrena. Cuando empecé con los aéreos me daba miedito, mucho. Por eso creo que, como me costó tanto, me enganchó mucho más. El vértigo se trabaja. Y cada año más.

—También apreciará la emoción que provoca entre el público sus ejercicios.

—Sí. Siempre digo que tengo mucha suerte porque los aéreos siempre funcionan, son muy mágicos. Conectan muy bien con el público. Es muy reconfortante.

—Todos los días se expone un poco.

—Bueno, el trabajo en el suelo es muy importante también: ejercicios de fuerza, abdominales, flexiones... Cuanto más fuerte, mejor en el aéreo.

—¿Se ha caído alguna vez?

—Sí, dos veces. En una tenía 30 años, estaba entrenando me caí y se me aplastó una vértebra dorsal. Estuve seis meses con un corsé y otros cinco de recuperación. Y en cuanto pude me subí otra vez. La otra vez me caí en directo, pero no me pasó nada. A veces suceden estas cosas.

—Las caídas no trajeron el miedo.

—No. Cuando me lo preguntaban les decía: «Ahora ya sé lo que se siente cuando uno se cae». Para mí fue un efecto contrario.

—También tiene una escuela.

Si, doy clase desde hace nueve años. Comencé después de tener a mi primera hija, porque ya no podía ni quería girar tanto. Me gusta un montón, estar en contacto con la gente, enseñarles, compartir... Tanto dar clase como actuar, me hace feliz.

—Así que hay interés por este tipo de enseñanza.

—Cada año un poco más. Desde que salen en la tele se ve más interés. El perfil del alumnado va desde los 18 años hasta más de 50. Es una manera de entrenar muy completa y muy distinta. Es otra manera de no ir al gimnasio.

—De su trabajo, ¿qué es lo que menos le gusta?

—Cargar hierros, ja, ja. Es que no solo actuamos, también tenemos que montar las estructuras. Ahí sí que noto que cumplo años: los hierros cada vez me pesan más.

—¿Trabaja mucho?

—Ahora mismo tenemos dos espectáculos. En uno (4.0) estoy yo sola combinando aéreos con teatro y danza. El otro es con María Move y también combina varias disciplinas.

—Dígame un sueño profesional.

—Prolongar mi carrera muchos años.

—¿Se ve haciendo lo mismo dentro de 10 años?

—Ojalá.

—¿Celta o Dépor?

—No soy nada futbolera, pero digo Dépor.

—¿En qué le gusta pasar el tiempo libre?

—Montar a caballo, caminar por la naturaleza, el cine, el teatro y me gusta leer.

—Busque cuatro palabras que tengan que ver con su carácter.

—Disciplina, pasión, energía y amabilidad (la última es la palabra que han elegido mis hijas).

—Elija un superpoder: volar, viajar en el tiempo, leer el pensamiento o ser invisible.

—Viajar en el tiempo.

—¿Cual sería su primer viaje?

—Iría al pasado, a ver a mi madre,

—Dígame algo que le resulte repugnante.

—La falta de civismo. Yo tengo dos perros y recojo todo lo que dejan. Me parece repugnante esa gente que no lo hace.

—Una canción.

Lucha de gigantes, de Antonio Vega.

—¿Lo más importante en la vida?

—Aprender a disfrutarla.