Michelle Dockery: «Estoy dispuesta a hacer más películas de los Crawley»

María Estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

Michelle Dockery, a su llegada al estreno mundial de «Downton Abbey. Una nueva era» en Londres, el 25 de abril.
Michelle Dockery, a su llegada al estreno mundial de «Downton Abbey. Una nueva era» en Londres, el 25 de abril. Maja Smiejkowska | Reuters

La actriz británica vuelve a interpretar a lady Mary en «Downton Abbey. Una nueva era», el retorno a la gran pantalla de la aristocrática familia

29 abr 2022 . Actualizado a las 16:09 h.

Downton Abbey. Una nueva era es la secuela de la muy popular película Downton Abbey, estrenada hace tres años, y que a su vez fue un derivado de la legendaria serie de televisión. Creada por el aristócrata Julian Fellowes, la nueva entrega lleva al público de regreso al castillo de los Crawley, donde el clan familiar se organiza para un viaje al sur de Francia.

Vuelven casi todos los protagonistas con Michelle Dockery (Londres, 40 años), como lady Mary Crawley; Hugh Bonneville, como Robert Crawley; y la veterana actriz Maggie Smith (87 años), en su personaje de la indomable Violet Crawley, la matriarca de la dinastía que ha heredado un villa en la Riviera. Al frente del reparto, Michelle Dockery ha ido construyendo una carrera que la ha llevado también a protagonizar Anatomía de un escándalo, número 1 de Netflix en el Reino Unido.

-Los Crawley dirigen sus pasos a Francia, pero parece que se complica la herencia de Violet.

-Creo que ella salió bien parada en la primera película y era natural que, en la segunda parte, su situación se complicara. Esta película es una visión de los Crawley en un contexto diferente. El hecho de poder viajar, de tener más presupuesto, nos ha permitido rodar escenas imposibles de filmar en el pasado. Con cada episodio de esta franquicia subimos el listón.

-Maggie Smith también regresa a la serie.

-Cualquier escena con Maggie es un privilegio, pero hay una secuencia en particular que fue muy emocionante para mí. No quiero revelar detalles, pero voy a recordar ese momento como uno de los mejores de mi vida. Nunca lo olvidaré.

-¿Cuáles son las grandes diferencias entre la serie y sus películas?

-El cine y la televisión son dos medios diferentes. En la serie no esperas que todos los personajes aparezcan en cada episodio porque hay una continuidad, sin embargo en la película los que aparecen deben tener una razón para estar ahí. Debemos obligarnos a contar la narrativa de cada personaje para resolver su historia. Eso altera la estructura con respecto a la serie, pero la esencia de los Crawley se mantiene.

-¿Seguirá interpretando a lady Mary?

-Si el público tiene apetito de los Crawley, yo seguiré regresando al personaje. Me encanta interpretar a Mary, no solo como artista, ya que siempre es una suerte tener trabajo en esta industria, sino a nivel personal. En este momento tengo mucho que agradecer al personaje. No sé cuál será el futuro de los Crowley, ni si haremos más películas sobre ellos, pero yo estoy dispuesta.

-¿Cómo describiría a Lady Mary?

-Al leer el primer guion de la serie, me pareció que mi personaje era una mujer fría con una actitud muy despectiva hacia los que ella no consideraba de su clase. Luego descubrí que es una mujer vulnerable a quien las circunstancias obligan a cambiar. Como actriz la veo complicada y por eso me gusta interpretarla.

-¿Le gustaría vivir como lady Mary?

-Creo que me gustaría. Es cierto que las mujeres tienen ahora más libertad, pero me fascina el vestuario, su feminidad, su valentía. Dentro de su situación social, lady Mary es de las pocas mujeres que se atreve a ser una adelantada a su tiempo, a hablar con una franqueza.

-Ha triunfado en Netflix con «Anatomía de un escándalo»...

-Sin duda el éxito de Downton Abbey me ha abierto muchas puertas. Me encantó la novela en que se basa la serie. Y debo reconocer que mi personaje ha sido un desafío por sus múltiples facetas. Es una historia fantástica, realmente poderosa. Ser parte de un drama de David E. Kelley, de quien soy tan fan, es un privilegio y un orgullo.