Bulgákov, el Fausto ucraniano

Antonio Costa Gómez

CULTURA

26 abr 2022 . Actualizado a las 13:15 h.

Se estudia a Bulgákov en la literatura rusa, pero era tan ucraniano. Así pasa con otros creadores de la órbita rusa. No hay nada como ser poderoso, te tragas a tus vecinos, incluso su cultura. En El Maestro y Margarita crea una variante eslava de Fausto. Fausto es el hombre rebelde que quiere más y no se conforma con su vida limitada. Y recurre al Diablo para que le ayude a salirse. La gente siempre ha considerado que el deseo de vivir más es diabólico y uno tiene que contentarse con la mediocridad y la rutina. En Hollywood incluso vieron a madame Bovary como una mujer diabólica que no se conformaba con su marido vulgar. También ahora lo bondadoso sería aceptar la ocupación rusa y la frustración de todos los días. Y querer ser ellos mismos sería diabólico.

En El Maestro y Margarita aparece un ser misterioso que lo trastorna todo y lo transforma todo de manera desconcertante. Juega con los burócratas y los comisarios del pueblo. Los escritores buenos y constructivos de la Unión de Escritores se ven continuamente superados. Malo para los funcionarios que quieren explicarlo todo y controlarlo todo. Además, es un diablo humorista. Y los burócratas tampoco aprecian mucho el humor.

Vemos un gato que se transforma sin cesar, aparece y desaparece. Lo cual no gusta a los buenos funcionarios del poder soviético. Los gatos ya son de por sí baudelerianos y escurridizos, pero ese gato además es inatrapable y demoníaco. Podría ser el gato de Poe, pero le gusta jugar con la realidad impuesta. Da gusto leer sobre ese gato que juega con el espacio y el tiempo. Parece la Serpentina de Hoffmann que enloquece y fascina al estudiante Anselmo. O las demonisas lúbricas de Potocki en el Manuscrito hallado en Zaragoza.

En La guardia blanca nos habla de cómo vive una familia de Kiev llena de personalidad la llegada de los soviets con su rigidez y su uniformidad. Vemos el despliegue de una serie de personajes inquietos en una Kiev que va a someterse a la vigilancia y la nivelación. Y resisten con la vida contra el simplismo ideológico, como ahora resisten contra los tanques rusos.

Y en La novela teatral habla del mundo del teatro, tan vibrante y variado, sometido a la vigilancia y las amenazas de los funcionarios soviéticos que quieren controlarlo todo. El teatro es la vida con toda su expresividad y matices. Si la vida real va a convertirse en la mediocridad y la rutina, aún queda el teatro como manera de existir. Contra el ser ideológico y las esencias, todavía queda el existir.

En El Maestro y Margarita Bulgákov quiso el existir diabólico contra aquellos que quieren fijarlo todo. Si la realidad se vuelve asfixiante aún queda el Maestro fantástico y humorista. El ser misterioso con su gato que te incita a ser más y a ser tú mismo. Y a escapar de los archivos y de las buenas certezas. En general, la bondad es un robo. Sobre todo ahora que solo quieren enseñar en las escuelas a ser buenos.

Bulgákov es tan actual ahora que la bondad consiste en aceptar la dominación y la rutina. Los bondadosos son los que aceptan las normas dominantes. Y lo que diga el papá prepotente. Pero los ucranianos tienen a Bulgákov con su diablo y su gato desconcertante. Y tienen la fantasía de querer ser ellos mismos. Fausto ha aparecido en Kiev y yo brindo por Fausto.