El Reina Sofía transforma su colección permanente para el siglo XXI

c. s. MADRID / EFE

CULTURA

Javier Lizón

27 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Museo Reina Sofía se transforma y abre sus puertas al siglo XXI. El 15 M, la pandemia del sida, el 8M, la ecología, el boom inmobiliario o el colonialismo entra en sus salas con la transformación de su colección permanente y da una vuelta de tuerca radical a la manera de pensar la historia del arte. Para Manuel Borja-Villel, la labor de un museo es explicar de dónde venimos, pero también, y sobre todo, «dar herramientas para entender el presente». Con este objetivo en mente lleva varios años trabajando en el nuevo recorrido que hoy inaugura el museo y que mañana podrá ver el público en una gran jornada de puertas abiertas.

Vasos Comunicantes, 1881-2021, título del recorrido, abarca desde 1881 —año del nacimiento de Picasso— hasta la actualidad y cuenta con 2.000 obras, el 70 % completamente nuevas. Se distribuyen en seis plantas y 15.000 metros cuadrados, entre ellas la veintena de salas nuevas del Edificio Sabatini. Salvo el Guernica, el recorrido casi al completo ha sufrido una radical transformación. El museo ha ido presentando por fases los epígrafes anteriores a los ochenta -marcados por la ciudad, las vanguardias o el exilio-, pero hoy han levantado el telón de la parte más actual.

Los eclécticos años 80

El Reina Sofía aborda la historia del arte de las últimas décadas mirando a la escena internacional, pero sin perder su relato nacional. La ecléctica década de los 80 comienza con una sala dedicada a la Documental 7 —Miriam Cahn, Bruce Nauman o Miquel Barceló— y continúa con el arte promovido por las autoridades españolas para alejar el fantasma del Franquismo con artistas como Antonio Saura, Tapies, Chillida o José Guerrero. No pierde el pulso del arte disidente, los márgenes. El sida está representado en dos salas con obras del español Pepe Espaliú y la lucha contra la estigmatización de David Wojnarowicz, pero también aparece el pospunk de La Movida madrileña. Curro y la Expo del 82 reciben al visitante en las nuevas salas de la planta cero del edificio Sabatini. El evento, que conmemoraba el descubrimiento de América, sirve al centro de arte para reflexionar sobre «la necesidad de descolonizar la mirada».