Manual para soportar a los fundamentalistas musicales

CULTURA

The Stone Roses, Jarabe de Palo, The Beatles, Héroes del Silencio, portada del disco  Pop  de Los Planetas y Camela, algunos de los múltiples artistas que aparecen en «La música no es lo más importante»
The Stone Roses, Jarabe de Palo, The Beatles, Héroes del Silencio, portada del disco Pop de Los Planetas y Camela, algunos de los múltiples artistas que aparecen en «La música no es lo más importante» .

El periodista y escritor Javier Becerra publica «La música no es lo más importante», un libro donde reflexiona sobre su relación con la música y la sobreactuación de algunos melómanos

19 ago 2021 . Actualizado a las 15:59 h.

La música. Todo lo que es y todo lo que no es. Es una vía de escape. Es un aderezo que le da sabor a momentos de la vida. Es una pasión. Es un pedacito del alma. Pero no, La música no es lo más importante. O al menos eso defiende un melómano empedernido llamado Javier Becerra. Por el libro que acaba de publicar, muchos fundamentalistas efébicos lo tratarán de desertor. Quizás sería más justo describirlo como un rockero con prioridades. Confiesa que, como tantos (y tantísimos) otros, la primera vez que vio Alta Fidelidad se sintió reflejado en el personaje de John Cusack. Luego sentó la cabeza, se hizo adulto y tuvo hijos. Entonces lo entendió todo. Cusack no era el bueno de la peli, era un petardo pomposo patológico. Un eterno adolescente que, erigido sobre un púlpito mugroso de misantropía elitista, vomitaba monsergas llenas de desdén y autocomplacencia. 

Esta reflexión, fruto del paso del tiempo, fue una de las semillas que hizo brotar La música no es lo más importante (Libros.com). Un ensayo sobre el dogmatismo, la arrogancia juvenil y las romantizaciones absurdas. Diseccionando hasta las entrañas el arquetipo de musicólogo de salón (ese que ayer te miraba con desprecio si escuchabas A-Ha y hoy lo hace si escuchas a Bad Bunny), Becerra construye un relato salpicado de anécdotas reales y pensamientos furtivos. Lejos de una claudicación o un divorcio, su nueva obra es una renovación de votos. La consolidación de su amor por la música, pero de una forma más sana y sincera. Contradiciendo la norma, Javier se ha vuelto más abierto de mente con los años. Mira sus tiempos de clérigo veinteañero del rock casi con burla. Sigue vibrando con The Stone Roses, Rolling Stones y Bruce Springsteen. Pero ya no se desvive por cosas que valen menos que la vida. Por eso, su libro es también una carta. Subido a un púlpito parecido al de Cusack, pero mucho más limpio, escribe sobre clasismo, sectarismo y placeres culpables que hace tiempo perdieron la culpa.

Javier Becerra, autor de  La música no es lo más importante
Javier Becerra, autor de La música no es lo más importante

Un libro de fuga. La historia de un McQueen gallego que consiguió escapar del prejuicio. Ahora reivindica a Camela, a Mecano e incluso al Dúo Dinámico. Se emociona con el junco que se dobla de Resistiré y mira con recelo a los anglófilos burgueses que hacen de la pobreza una estética. Ya no es un monógamo musical. Ahora es un promiscuo del ritmo. Uno que escucha salsa, bosanova, reggae y reggaetón en el mismo día. Que pone a su familia por encima de cualquier concierto y que se ríe de los intensitos que prefieren escuchar música a comer. Ahora ya no te asesina con la mirada si tienes un recopilatorio de Supertramp en la estantería. Reivindica sus orígenes como chico de barrio y escucha a Barón Rojo sacando pecho. Ha cubierto el cupo de discusiones acaloradas sobre la esencia de la música. Y por eso ha escrito el libro, para instar a vivir dejando vivir.

También plantea un nuevo modelo. Una forma alternativa de relación con la música. En lugar de vivir en la hipérbole, tratando la música como un bien de primera necesidad, llama a la cordura. La música es, como mucho, un bien de tercera o cuarta necesidad. Es más una cosa chulísima que una quintaesencia teológica. No ha cambiado la guitarra de Angus Young por los aires aflamencados de Estopa, simplemente los ha juntado en  una misma habitación. Ahora corre hacia la colina con Iron Maiden y por la calle abajo con Los Chunguitos. Baila La Macarena con sus hijos y teoriza sobre los orígenes de la épica en el Metal. Es el melómano que vendió su mundo y se compro uno nuevo. Uno más grande y colorido donde nadie se siente como un extraño en tierra extraña.