El artista Carlos Garaicoa reflexiona sobre la naturaleza dentro de la ciudad

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Carlos Garaicoa (La Habana, 1967)
Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) XOÁN A. SOLER

El creador cubano exhibe parte de su obra más reciente en Santiago

08 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Doce troncos de árboles mutilados, rodeados por unos bordillos y unas rejas que los aprisionan, así como tierra llena de colillas. Esta imagen frecuente en muchas ciudades cuando se da un paseo por sus calles o parques la convierte el artista cubano Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) en el eje central de la exposición Línea rota de horizonte, que desde este viernes hasta el 9 de junio puede verse en la Fundación Didac en Santiago, con la pretensión de ofrecer una reflexión sobre la relación de la naturaleza con el espacio urbano. «Esta exposición es un cuestionamiento a nuestra manera de mirar, de relacionarnos y de pensar la naturaleza que tenemos ante nosotros. En el caso de la ciudad, son esos parques, esos árboles carcomidos, mutilados...», asegura el artista, que protagoniza tres años después una nueva muestra individual en Compostela tras pasar por el CGAC en el 2018, también con la ciudad como eje conductor. «Antes mi pensamiento estaba más centrado en la ciudad, pero ahora está más centrado en la naturaleza en la ciudad», destaca.

La exposición de Didac tiene como pieza central la instalación formada por doce árboles mutilados y en el centro de ellos emerge un único árbol de bronce, que en este caso está rodeado de un mineral similar al polvo de meteorito, y que constituye un monumento de ese paisaje comprimido. «Hay una trasposición, de tal manera que la naturaleza está convertida en escultura y la escultura convertida en naturaleza», asegura el artista sobre este proyecto comisariado por David Barro y González & González y coproducido por MadBlue, Didac y la galería Goodman. Garaicoa explica que «mezcla la bondad de la naturaleza, como la miramos, con la tensión y la violencia, esa manera en la que la mal cuidamos». En todo caso, afirma que no le interesa hacer una ecología simplista, sino trazar «una mirada crítica».

La gran instalación que vertebra la exposición está acompañada por tres fotografías -dos de ellas conforman un díptico- en las que utiliza alfileres e hilos para continuar profundizando en esa relación entre la ciudad y la naturaleza desde distintas visiones, incluyendo también cuestiones ideológicas, como queda patente con la guillotina que corona un jardín vertical, mostrando «cómo la naturaleza se resiste a las imposiciones que hacemos en las ciudades». Estas obras, junto a otras más recientes, serán exhibidas próximamente en Londres.

Precisamente, la idea de jardín y la utilización del árbol como eje central del trabajo está presente a lo largo de la trayectoria de este artista cubano que ha participado en eventos como la Bienal de Venecia y cuyas creaciones forman parte de colecciones como el Guggenheim Museum de Nueva York y el Reina Sofía de Madrid. «Al final, la idea de jardín es una idea artificiosa. Me interesa cómo esa artificiosidad, ese paraíso creado por nosotros, también muchas veces va a la deriva», arguye Carlos Garaicoa. Pero, sin lugar a dudas, si hay algo que siempre ha tenido en el foco es la ciudad. «Hay tantos materiales disponibles, todo un repertorio y un alfabeto, que me han servido para enfatizar muchas cuestiones que me interesan. La ciudad es mi océano, el agua donde me puedo bañar y salir siempre con ideas frescas», dice.

El proyecto expositivo también incluye una publicación por parte de la Fundación Didac que recogerá estas obras y otras recientes de Garaicoa, además de una reflexión sobre su idea de jardín urbano. El artista destaca que en el último año el hombre «aprendió a apreciar la necesidad de dar espacio a la naturaleza».