Meurisse: un canto a la naturaleza lleno de ternura

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

impedimenta

12 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó tarde a trabajar a la redacción de Charlie Hebdo el día en que la revista sufrió un brutal atentado terrorista a manos de extremistas islámicos. Y el azar salvó así su vida. La dibujante Catherine Meurisse (Niort, 1980) narró en La levedad (2016) su lancinante trauma, la pérdida de sus compañeros y amigos, y sus intentos de superarlo, cómo logró regresar finalmente a su oficio. Autora publicada en España por el sello Impedimenta, el lector conoce ya su mirada, llena de ingenuidad, ternura, inteligencia y humor, que no solo trasladan sus viñetas sino también sus textos, que conviven en una armonía vitalista y perfecta. Hoy llega a las librerías Los grandes espacios (2018), un álbum hermoso con el que parece consolidar su recuperación del pulso cotidiano.

En ese ejercicio de sanación vuelve la vista sobre su feliz infancia, en el campo, como y donde sus padres decidieron vivir -con sus dos hijas- tras abandonar los ajetreos urbanos. Meurisse recuerda el modo en que la criaron, con un espíritu abierto y un poco hippy, con sus contradicciones, pero con cariño y generosidad. En su relato, pleno de lucidez y empatía, homenajea ese empeño y hace un canto, que rezuma belleza, a la naturaleza, el jardín y las esencias rurales, con todas sus bondades pero también sus absurdas concesiones a la modernidad y la cultura del consumismo capitalista, sin olvidar los excesos del turismo y de la industrialización de los cultivos en pos del máximo beneficio. Hay mucha ironía -y mucho amor- en los tópicos con que se construye el mundo de sus padres y el suyo propio, pero no deja de ser su paraíso de la niñez.

Meurisse oxigena su mente y su capacidad creativa en aquellos años maravillosos y en la libertad del campo, al que huye cuando precisa renovarse solo con activar con el simple trazo de su lápiz una puerta invisible en la pared de su apartamento parisino.