Escribir filmando

Miguel A. Fernández OPINIÓN

CULTURA

18 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Afirma Grisham que hace entretenimiento de calidad. Léase: nunca aspirará al Nobel. Asumiendo que Stephen King es imbatible en cuanto a visitas a su obra por parte del mundo audiovisual, en apenas una quincena Grisham goza del privilegio de haber tenido como directores a Coppola, Pollack, Pakula, Altman y Joel Schumacher, ahí es nada. Pero además es el number one en thriller legal y no porque lo afirme Ken Follett -de obra más densa para llevar a imágenes- sino porque el autor de El caso Fitzgerald procede de una cultura que lleva a Hollywood en sus genes. Su forma de narrar es fluida, sostenida sobre la estructura de un guion. Formado en Derecho, cocina sus textos como un cineasta: el argumento primero, después el andamiaje soldando las clavijas del montaje y finalmente la documentación para completar un edificio bien alicatado de suspense, barnizado con unas pizcas de denuncia y de reivindicación de la justicia. Más no piden los lectores y los espectadores.