«Beautiful Boy»: Los abismos de la droga

Sabela Pillado

CULTURA

El protagonista se debate entre su adicción y su amor por la familia
El protagonista se debate entre su adicción y su amor por la familia Francois Duhamel

Van Groeningen adapta una historia autobiográfica de David y Nic Sheff sobre las adicciones

19 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Para su primera película americana, el director belga Felix Van Groeningen -autor de, entre otras, la aclamada Alabama Monroe- escoge el relato autobiográfico de David y Nic Sheff, padre e hijo que, en sendos libros de su autoría, describen su experiencia en el infierno de las drogas debido a la temprana adicción del segundo.

Beautiful Boy es un filme que parte del momento en que el joven ya está sumergido en ese mundo, para, a través de saltos espaciotemporales (más que flashbacks al uso), ir narrando diferentes fragmentos de la vida de este chaval y de su padre, y la evolución de su relación en función del círculo vicioso que son las recaídas y rehabilitaciones.

Como aporte, Groeningen no analiza en ningún momento las causas de la adicción, ni busca culpables al respecto, sino que se centra en sus consecuencias y cómo socava los cimientos de la unidad familiar. Es por ello una película descriptiva, que, al igual que no busca causas, tampoco da soluciones, limitándose a seguir el camino en el que se ha embarcado este chico y dar constancia de su dureza. Y por esto mismo, el sentimiento que domina todo el filme es el de la impotencia; la de un padre que intenta comprender a su hijo para saber cómo ayudarle (y cuya visión pronto dominará el filme, como oda al amor paternofilial), y la de un hijo que se debate entre su necesidad física de metanfetamina y el amor por su familia.

Aunque es una película realista, nada edulcorada, y que no cae en sentimentalismos extremos ni en aspectos truculentos, su desarrollo no está del todo conseguido para ser una película «redonda», a lo que tampoco ayuda el tratamiento efectista de la música, con una (buena) banda sonora excesivamente manipuladora de emociones.

Si por algo merece la pena su visionado (aparte del concienciar acerca de un tema que lleva décadas de actualidad, sin entender de edad, género ni clase social), es por las interpretaciones de sus dos protagonistas, un Steve Carrell que hace mucho que nos demostró que es más que un cómico de renombre, y un prometedor Timothée Chalamet, al que auguramos un exitoso futuro de seguir por estos derroteros.

«BEAUTIFUL BOY. SIEMPRE SERÁS MI HIJO»

EE.UU., 2018.

Director: Felix Van Groeningen.

Intérpretes: Steve Carrell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan.

Drama.

111 minutos.