Carlos Zanón: «Yo, las novelas, las tengo que escuchar»

Beatriz Pérez BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

xavier cervera

Es uno de los autores al alza en el universo del «noir». Pero con «Taxi» ha buscado sobrepasar los límites del género

11 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Barcelona no es de nadie y, a la vez, puede ser de cualquiera. Recorrerla cada día subido a su taxi supone para Sandino la huida de sus propios temores. Con Taxi (Salamandra), el escritor Carlos Zanón (Barcelona, 1966) se aleja de la novela negra propiamente dicha. «Hay una subtrama que podría entenderse como negra, pero la estructura es de thriller», matiza. Zanón es además el responsable de darle continuidad -por encargo de Planeta y los herederos del autor- a la serie del emblemático detective Pepe Carvalho, creado por Manuel Vázquez Montalbán. Presentará la nueva aventura en el 2018.

-¿Cuál es su relación con el mundo del taxi?

-Mi padre y mi abuelo eran taxistas y yo, además, soy usuario. Pero no fue esa la razón por la que elegí el personaje taxista, sino porque esta profesión me permitía dar vueltas por la ciudad, cambiar de barrio… Y que hubiera muchos personajes en la novela. Además, me gustaba mucho la idea de que un taxista, cuando sale de casa, no sabe a dónde va, ni tiene interés en ir a un sitio o a otro. Va un poco a la deriva. Y yo quería escribir sobre un personaje que va a la deriva a nivel personal, sin cosas que lo fijen a nada.

-¿Qué le atrae de esta figura?

-El taxista es un personaje solitario, como un cowboy en cierta manera. Carga con el castigo, casi mitológico, de estar todo el día vagando y dependiendo del azar. También me gusta que el taxista nunca más vuelve a ver a la persona que entra en el taxi. Y, así, el vehículo se convierte en una especie de confesionario donde uno se sincera o dice cosas que no diría en otro contexto. Donde proyectamos una imagen que no tenemos. Y luego nos bajamos y ya está; es como un viaje fuera de tiempo y del espacio.

-¿Son inventadas las historias que recoge la novela?

-Algunas, otras me las han contado. El insomnio y la neurosis las recuerdo de mi padre. Yo, con esta novela no quería hacer el día a día de un taxista. De hecho, Sandino [el protagonista] es un taxista extraño, atípico. Acaba haciendo el taxi, pero no es el típico taxista, pues tiene su literatura, su música, su mujer. Es un poco alienígena. Yo buscaba a alguien desplazado, que no encajara.

-¿Por qué?

-Porque a mí los personajes que me gustan son los abollados, los que no acaban de encajar. Necesitaba un personaje al que no le gustase conducir por ejemplo, a quien no le gustase su trabajo, a quien no le gustase incluso la gente… Pero, a la vez, me interesaba mucho la idea de un taxista que no quisiera acabar convertido en una parte del coche. Y también que fuera un tío atractivo: Sandino tiene un universo femenino, es alguien de quien te puedes enamorar en un determinado momento.

-¿Es «Taxi» la nueva novela de Barcelona?

-No creo que sea comparable con Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, autor muy importante para mí. Lo que sí es verdad es que Taxi refleja Barcelona a través de mis ojos, de mi mirada y de mi mundo. Alguna de las relaciones femeninas de Sandino es muy pijoapartesca. Y esta es mi Barcelona. Ojalá dentro de unos años alguna novela mía se pueda entender en ese sentido.

-Con «Taxi» recorre las zonas más humildes pero también más exclusivas de Barcelona, ¿cómo es esa Barcelona que ve Sandino?

-Es una ciudad nocturna, líquida, sin contornos muy definidos. Una Barcelona sin propietarios, que no es de nadie, un terreno que no se puede abandonar pero que tampoco tiene verjas. Muy mestiza, muy viva y nocturna. Así la veo yo también probablemente.

-Los capítulos de «Taxi» toman su título de las canciones de la banda punk The Clash, ¿por qué?

-Es una novela escrita en círculos. No es lineal. Yo, las novelas, las tengo que escuchar, me tienen que sonar a música. Y me pilló que justo volví a escuchar los viejos discos de The Clash, que eran muy eclécticos, desmesurados e imperfectos. Yo quería que la novela fuera un poco eso, como si pintas y te vas del lienzo. Y ello me servía también para definir al personaje. Él se llama Sandino por Sandinista!, un disco triple de The Clash que es mucho peor que el anterior, pero en el cual Sandino sigue confiando. Y eso me permitía definir al personaje como una persona leal a pesar de todo, a pesar de que no tiene razón, de que vaya a perder. Porque también creo que Barcelona es un poco así: una ciudad leal a veces a causas perdidas, aunque sepa de antemano que son perdidas.