Gregory Kunde dio brillo al arranque del curso lírico

Antón de Santiago

CULTURA

MARCOS MÍGUEZ

La apertura del Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña 2017 fue aclamada por el público

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Brillante y aclamada resultó la apertura del Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña 2017, a pesar de las dificultades financieras y las circunstancias que obligaron a un recinto con menores prestaciones de capacidad, acústica y mecanismo: remodelado Teatro Colón. Estaba dedicada a la ribadaviense Ángeles Gulín, una de las grandes.

Teníamos otro Verdi de gran fuerza dramática, Un Ballo in Maschera (1859), la historia, en su motivación inicial, del asesinato en 1792 del rey Gustavo III de Suecia. El resto son invenciones de sucesivos libretistas. Piave y Somma para G. Verdi (1813-1901). Un nuevo éxito. Su enorme invención melódica sobrevuela cualquier debilidad de guion. Y cierra su década de consagración. Estas obras de Verdi tienen exigencia ineludible: las voces, caudalosas, bellas y belcantistas y expresivas. He ahí la apuesta.

Gregory Kunde, Riccardo, mostró su voz brillante, bella casi siempre, squillante en los agudos, ya en su primer fragmento, La rivedra nell’ estasi, aunque le pediría más depurado legato; efusivo hasta la emoción en el dúo del segundo acto, punto culminante de la obra, y en el número de renuncia, Ma se m’è forza perderti, y siempre cabal en los diálogos y recitativos. Juan Jesús Rodríguez, Renato, nuevamente demostró idoneidad para el canto verdiano. Emisión franca, sensible y siempre brillante. Así fue en el afable A la vita che t’arride y excelente en su impresionante aria de rencor y nostalgia Eri tu

Se nos presentaba a Saoia Hernández como diva emergente. Voz caudalosa, de timbre un tanto metálico, que refuerza el dramatismo que ella expresa con convicción y musicalidad. Se anunció una indisposición y, aunque tuvo momentos felices, a la altura de Kunde en el dúo y en su aria de súplica Morrò ma prima ingrazia, tuvo otros de ostensible dificultad. La juzgaremos en ocasión más propicia.

Marina Monzó, joven lírico-ligera, estuvo magnífica como el paje Óscar, grácil y desenvuelta, con voz bella y muy bien manejada. Marianne Cornetti, maga Ulrica, cuya hermosa voz de mezzo verdiana y su categoría interpretativa le permitieron crear un personaje convincente. Cuarteto principal largamente ovacionados y braveados.

Completaron reparto Cristian Díaz y David Sánchez como los conspiradores, correctos, y Pablo Carballido, como Judice y siervo de Amelia, siempre eficiente, y

Pedro Martínez Tapia, muy convincente como Silvano.

Sensible la direccion de Ramón Tébar y muy bien la orquesta en foso ingrato. Ingeniosa la regia de Mario Pontiggia y colaboradores, dados los medios.