Cuarentonas desmadradas

sabela pillado

CULTURA

Con «Hermanísimas», Tina Fey y Amy Poehler no alcanzan ni mucho menos las cotas a las que estas dos estupendas comediantas nos tienen acostumbradas

08 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Reconocidas cómicas de la televisión estadounidense, Tina Fey y Amy Poehler son abanderadas de ese humor tan reconocible marca Saturday Night Live: un humor ocurrente, mordaz, ingenioso y políticamente incorrecto, del que dan fe en cada una de sus apariciones con toda la -agradecida- mala leche de la que son capaces.

Bien es sabido que, en general, cuando se trata de trasladar este tipo de humor a un largometraje pueden suceder dos cosas: que quede una película chusca y divertida, o que se pierda el humor originario ante el estiramiento de una trama que no suele funcionar como los gags de formato comprimido. Con Hermanísimas, Fey y Poehler (actrices, productoras y cocreadoras del filme) basculan entre esas dos aguas y, aun saliendo bastante bien paradas, no alcanzan ni mucho menos las cotas a las que estas dos estupendas comediantas nos tienen acostumbradas.

Pese a ello, ambas se lían la manta a la cabeza y nos ofrecen una película, sustentada principalmente en la química existente entre ambas, en la que dan vida a dos hermanas antagónicas que, ante la decisión de sus padres de vender la casa familiar, deciden darse un último homenaje recreando en ella las fiestas desmadradas que hacían en el instituto. Los comentarios mordaces, el reírse de sí mismas, del paso del tiempo y de una vida -supuestamente- adulta, o el humor escabroso y las referencias sexuales, campan a sus anchas en este desmelene de treintaytantos/cuarentones marcándose un Resacón en Las Vegas en casa paterna.

Esta juerga apoteósica y su «a ver quién la lía más parda y consigue deshacer más la casa» vaga finalmente a la deriva en su excesivo metraje, aunque, dejando a un lado las expectativas generadas, pueda resultar un filme «pasa rato» que, desde luego, no perdurará más allá en el recuerdo.