Goodbye, mr. White

J. casanova REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Bryan Cranston, en un fotograma de la última temporada
Bryan Cranston, en un fotograma de la última temporada

«Breaking Bad» finaliza en EE.UU. entre récords de audiencia, publicidad y reverenciada por sus fans

01 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Se acabó. La huida hacia adelante de Walther White, el apocado profesor de química y lavacoches a horas libres, convertido en uno de los más asombrosos criminales de la imaginería moderna, ha tocado a su fin. No es ningún secreto. Un total de 10,3 millones de telespectadores siguieron el domingo la emisión de Felina, el último episodio de la última temporada, lo que supone 3,7 millones de seguidores más que el penúltimo episodio. En las primeras doce horas, fue descargado de forma ilegal más de 500.000 veces en todo el mundo.

La despedida de la serie no ha defraudado a nadie ni ha dejado cabos sueltos y la extensa y plurinacional comunidad de admiradores de la criatura de Vince Gilligan se ha rendido ante el último giro de una trama hipnótica. Si acaso, se ha desplegado un ambiente de tristeza ante la constatación de que no habrá más Heisenberg.

El final de Breaking Bad pone a la serie a la cabeza de todos los registros. La mayor audiencia para un producto de sus características y el precio más caro por espacio publicitario: 400.000 dólares (unos 300.000 euros) por treinta segundos. Lejos todavía de los cuatro millones que cuestan en la Superbowl, pero un registro nunca visto en los intermedios de una serie, especialmente para la AMC, que ha superado así todas sus expectativas.

En cambio, su emisión en España ha pasado prácticamente desapercibida, reforzando el patrón de comportamiento de una audiencia que consume más contenidos en Internet que en la televisión convencional. Breaking Bad ha sido emitida por TVG , que estrenó el primer capítulo el verano del 2012 y que ha emitido hasta la fecha 33, es decir, las tres primeras temporadas. La cuarta regresa el próximo lunes y, como las anteriores, en un horario más allá de medianoche.

A estas alturas se han escrito auténticos tratados intentando desvelar el porqué del éxito de Breaking Bad. El argumento parte de un profesor de secundaria que recibe un diagnóstico de cáncer de pulmón el día de su 50 cumpleaños y, sin nada que perder, decide ponerse a fabricar metanfetamina. Ahí iniciará un camino que irá transformando al honrado padre de familia en un narco sin escrúpulos, pero muy lejos del patrón convencional. Ambientada en el desolado paisaje de Alburquerque, con pocos pero muy sólidos personajes, su trayectoria no ha hecho más que crecer. Los primeros capítulos apenas concitaron un millón de espectadores. Los últimos se han despedido con cifras por encima de los seis millones. Desde su debú en el 2008, sus principales actores, Bryan Cranston, Anna Gun y Aaron Paul, han llenado sus vitrinas de Emmys, imponiéndose este año como mejor serie dramática.

El único rastro que quedará de Breaking Bad será Better call Saul, una precuela basada en las peripecias del abogado Saul Goodman, personaje imprescindible en la trayectoria criminal de Walther White/Heisenberg que, tristemente para sus admiradores, acabó el domingo.