Larry Fink: «En cada fotografía busco capturar la eternidad del alma»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

El maestro del reportaje social en blanco y negro expone en Galicia

12 abr 2013 . Actualizado a las 12:03 h.

Sigue haciendo fotos durante la entrevista. Primerísimos planos en blanco y negro. Tiene 72 años y lleva 58 haciendo fotos. De Meryl Streep y Natalie Portman a vendimiadores portugueses, de músicos a boxeadores, de parias de las calles norteamericanas a burgueses de Nueva York. De todo ello, Larry Fink expone desde ayer más de cien imágenes en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa (MAC) de A Coruña.

-¿Busca esa diversidad social?

-Voy a seguir con fotos de diferentes tipos de personas. Los principios que utilizo a la hora de fotografiar han cambiado, ahora saco fotos desde un punto más cercano; por ejemplo, acabo de hacer muchas fotos de la nariz de la intérprete.

-¿Es cierto que en sus fotos refleja el alma de las personas?

-El alma de una persona está ahí eternamente. Si una imagen es buena tiene que tener esa fisicidad pictórica, hasta cierto punto. Mi intención es traer lo común que hay con esa persona. La clave es la empatía y eso es lo que busco en cada fotografía: capturar la eternidad de esa alma, porque yo también la tengo.

-¿Empatiza mejor con un boxeador o con una «celebrity»?

-Yo boxeé durante un día. Llegó un tipo muy grande, me dio un golpe en la cabeza, me caí y ese fue el final de mi carrera [ríe]. Lo de las celebridades... resulta que ahora yo soy una de ellas porque tú me estás entrevistando. Los boxeadores tienen una gran fuerza física, me fascina su pasión por la disciplina.

-¿Va a fotografiar Galicia?

-Quiero ir a Santiago, a la catedral, porque estuve allí hace 30 años. Lo que no estoy planeando es hacer fotos de los peregrinos, ni de nadie que simbolice esta atracción trágica de la devoción. Lo que me parece bestial es que se exprese esa devoción a través de tocar los artefactos allí en la catedral. Eso es lo que quiero fotografiar, esa energía, ese espíritu de devoción que tienen las cosas que se tocan allí.

-¿Cómo llega hasta las celebridades que retrata?

-Trabajaba para revistas y me invitaban. Durante diez años trabajé para Vanity Fair y viví muy bien. Tampoco lo echo de menos, no es lo que quiero, pero me gustó aquella experiencia.

-¿Pensó en fotografiar guerras?

-Fui a una guerra en la República Dominicana en 1965 y no me gustó que me pegaran tiros.

-¿Sigue tocando la armónica?

-Sí, ¿quiere que la toque ahora?... [La saca del bolsillo y toca].