El filme, que se estrena mañana, reúne un reparto plagado de estrellas
07 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Pedro Almodóvar vuelve a acaparar los focos cinematográficos con Los amantes pasajeros, un regreso a la comedia que mantiene varias de las constantes del creador manchego. Por un lado, una historia coral y unos personajes extremos en los que el espejo siempre es deformante y asombroso. Por eso, ayer, día de fotos y entrevistas en Madrid, los actores -casi todos presentes- se mostraron entusiastas porque están seguros de que esta película hará reír desde que aterrice, mañana, en los cines españoles.
Con la habitual capacidad de convocatoria de Almodóvar, el edificio de la Fundación Telefónica, en la Gran Vía madrileña, se convirtió en un set múltiple en el que se podía ver pasar de un lado a otro a su equipo de promoción y producción, a Lola Dueñas y Cecilia Roth, a Carlos Areces, Javier Cámara y Raúl Arévalo, a Guillermo Toledo y Blanca Suárez, Hugo Silva y Miguel Ángel Silvestre? Todos juntos y revueltos, pero con cierto orden para que Los amantes pasajeros sea una mancha de cine que ocupe la mayor extensión posible en los medios de comunicación.
Eso sí, no hubo rueda de prensa al uso, ni habrá preestreno, porque esta vez parece que Almodóvar quiere que la historia en la que un avión sobrevuela Toledo -Castilla-La Mancha, como matiza el personaje de Cámara- pase directamente a los ojos del espectador.
Hugo Silva y Miguel Ángel Silvestre, por poner dos ejemplos, en este caso de guapos del cine español, podrían ser un buen modelo de lo que es la Almodóvar experience.
Silva subrayó su asombro cuando le dijeron que podría ser uno de los actores: «Flipé en colores. Todos los actores del mundo esperan esa llamada». Silvestre, por su parte, aseguraba que aunque no quiso hacerse ilusiones previas, al final sí que cayó en la tentación. «Me las hice y soñé con esa llamada que confirmaba que iba a ser uno de los elegidos», aseguró ayer en un encuentro con La Voz.
Lo que dijeron Silvestre y Silva ayer desmintió que la tensión impere en los rodajes de Almodóvar. También lo corroboraba el hecho de que un reparto imparable como este se muestre dispuesto a repetir en cuanto haga falta.